Capítulo 11

96 24 5
                                    

Louis:

Me encontraba entre dormido y despierto, todo era muy confuso, escuchaba voces pero no lograba llegar a ellas.

—¿Entonces eres de otra región?—hablaba una lejana voz.

—Si, me encontré con su hijo Louis un día que íbamos a disparar flechas y nos hicimos amigos—le respondía otra voz igual de lejana.

Un momento ¿Su hijo Louis?

Y en ese momento caí en cuenta, Beverly hablaba con mi madre.

—¿Disparar flechas? Cada día la manera de hablar de la juventud es más rara.

Y en ese instante desperté y ambas me miraron.

Ayer Beverly dijo su plan el cuál era realmente muy básico y no se cómo no se me ocurrió a mí.

Consistía en que uno de nosotros entraría e igual que en el plan anterior íbamos a distraerla, pero solo para que entraran las otras personas sin ser vistas, entonces esas personas harían algún desorden que obligara a la bibliotecaria a salir del mostrador y así buscar en el archivo de resumen de libros y autores o lo que sea que tengan las bibliotecas para llevar ese conteo.

Un buen plan a pesar de su simpleza, puede salir bien.

Luego de hablar de eso Beverly y yo seguíamos enojados pero como esa siguiente noche haríamos el plan decidí no llevarla a la tierra, la dejé quedarse en mi habitación y yo me quedé en el salón.

No le conté nada a mis padres y ahora Beverly y mi madre se están conociendo de una manera algo rara.

—Buenos días hijito, que bueno que te despertaste, no me dijiste que una amiga tuya se quedaría en la casa—habló mi madre pero yo solo miré a Beverly la cuál tenía una sonrisa incómoda en el rostro.

Rápidamente me inventé una excusa, fue malísima pero no se me ocurría nada mejor.

—Es que en la noche bajamos a la tierra, nos fuimos de fiesta, nos pasamos de tragos y la dejé quedarse aquí para que no llegara borracha a su casa—Beverly me miró con los ojos super abiertos.

—Ay, la juventud—dijo mi madre y luego miró a Beverly, frunció el entrecejo—¿Y esos ojos? ¿Son lentes?

Beverly me miró y noté que tenía su color natural de ojos, se había quitado los lentes.

—Si claro mamá, son lentes—agarré a Beverly del brazo—Bueno, vamos a trabajar, nos vemos luego.

Arrastré a la chica al cuarto.

—¿Por qué no tienes los lentes?—le pregunté con los dientes apretados.

—Me los quité para dormir y no me percaté de eso, voy a ponermelos—habló rápido y fue para el cuarto a por los lentes.

Me estaba naciendo un interés por mostrarle todo el lugar, nunca le he presentado mi mundo a nadie y eso me hace ilusión así que nos pasaríamos el día paseando.

Beverly:

Llevábamos varias horas recorriendo todo el lugar, de día era mucho más hermoso, todo el mundo parecía feliz y ocupado, iban de un lado a otro.

Vi a más Cupidos con sus flechas para ir a trabajar y a muchos ángeles sacando sus alas para ir más rápido.

—Esa es la escuela Cupido—me señaló un lugar, era enorme, hermosa y destellaba glamour, se me parecía un poco a la Casa Blanca.

—¿Y qué enseñan allí?—pregunté curiosa, este mundo es muy interesante.

—Pues historia Cupido, las reglas, clases para poder flechar correctamente, prácticas y otras cosas—hablaba con poco interés pero a mi me encanta lo que contaba.

Fleché a Cupido ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora