1. Tensión

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Los personajes utilizados pertenecen a Tsugumi Ōba y Takeshi Obata.

Ideé las personalidades de los padres de Misa. Y les invento una historia diferente sin sentimientos personales de por medio (no los odio, etc.).


Es su responsabilidad la manera en la cual les afecta esta lectura, ya sea si deciden o no considerarla un gran ejemplo a seguir (cosa que no pretendo, puesto que hay temas que trataré que definitivamente no deberían imitarse).

¡Espero que les guste! ^^

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Misa sonreía..

Misa siempre sonreía.

No recordaba haber hecho otra cosa.

Durante los cincuenta días de confinamiento, sin ver nada más que un profundo e interminable negro, no encontró necesario tal acto tan poco creíble y normal.

La siguiente vez en la que miró a su reflejo tan impecable y extrañamente no engañoso, sin bordes rojos y fondo escalofriantemente hipnotizador, se percató de que se le había quitado la costumbre.

Miró con disconformidad su atuendo negro, opaco como su vida actual. Frunció el ceño, ensanchó y entrecerró los ojos, arrugó la nariz y contó hasta tres antes de trazar otra expresión, como si se preparara para que el público al otro lado del espejo le tirara amor y regalos para que hiciera más.

Comparó su rostro con su vestimenta y meditó si debería cambiarla.

Y entonces curvó las esquinas de sus labios hacia arriba para resaltar, hacerse más interesante, más payasa, ridícula y agradable que sombría y melancólica, y lucir como si llevar puesto medias de red, polleras cortas y tops ajustados fuera una estupidez, un mal disfraz para enmascarar su eterno luto.

Todo lo era, por supuesto. No obstante, no lograba añadir ese toque final que hacía todo de ella convincente y correcto.

Prefería que la vieran de cualquier manera siempre y cuando no fuera lástima.

Pero notó lo forzado que parecía, lo raro que se sentía sonreír como una muñeca y balbucear divagaciones que a cualquiera le parecerían tiernas porque ¡qué hermosa que es! ¡Su sonrisa deslumbra a mi corazón y enamora mis ojos! ¡Me incita a marchar hacia la libertad de la que carezco por mi propia culpa! ¡Sí! ¡Si no es mi esposa, no me importa! ¡Mientras ella deje que le clave el cuchillo para...! ¡Soy su fan número uno, Misa-Misa!

Casi podía escuchar los pensamientos predecibles de aquel fanático con una gran y tétrica sonrisa sospechosamente parecida a la suya... La habría llevado consigo en su suicidio si no hubiera sido por Rem.

Inmediatamente sus labios cayeron con fuerza, como si estuvieran cansados de hacer un simple acto.

Misa no volvió a obligarlos a pesar de que deseaba desesperadamente mantener su fachada.

...

—¡Mama!

Restos de caramelo se derretían en sus labios, se deslizaban por las comisuras sin ser detenidos. Pero no había una sonrisa en su rostro. No había hoyuelos formados, ni sus labios estaban curvados; no había una chispa de alegría en sus ojos, ni los mechones rubios de su cabecita parecían danzar hermosamente con cada uno de sus tiernos gestos, que ahora se veían tristes y apagados.

Usualmente, la niña rubia vestía extravagantes vestidos que su padre le compraba sin cuestionar cada vez que ella le pedía. Hoy su vestido lleno de lilas lentejuelas estaba dañado: manchas marrones adornaban los asimétricos volados, hojitas amarillas y naranjas caían de su cuerpo con cada movimiento que realizaba, y gotas aún frescas de su sangre roja carmesí empezaban a teñir la parte superior del pequeño atuendo.

El significado de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora