7. ¿Qué?

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Ya había pasado un tiempo desde la muerte de Higuchi, el primer y único Kira para algunos, el tercer y último para otros.

A pesar de que Light se había inclinado a darle el Death Note a Ryuk, en el último momento le había ordenado que le consultara antes de entregárselo a alguien, así se aseguraba de que siguiera fielmente los ideales de Kira.

Durante los últimos días, Misa había estado distraída, y demasiado tranquila. Aunque no por lo que el detective supondría.

La de cabellos rubios ya había tenido tiempo de celebrar en su interior la muerte de su padre biológico, de no solo perder un peso al enterarse de aquello, sino de ella haberse expresado a un ser humano pensante. Lo primero solo había sido la inesperada guinda del pastel que la había aliviado aún más a pesar de nunca haber pensado con detenimiento que podría tener a su no deseado pariente vivito y coleando.

¿Cuántas veces le tendría que agradecer a Kira?

Ya había pasado varios días desde que había leído sus resultados médicos y si Misa no se equivocaba, pronto tendría a algún psicólogo o psiquiatra dando vueltas por el edificio y adentrándose en su privacidad de manera despreocupada.

Quería impedirlo a toda costa.

Por aquello estaba cavilando profundamente en el cuarto en el que antes había en honor a su madre un hermoso piano. Se sentía más tranquila y sola, incluso sabiendo que allí la vigilancia no era menor que en los otros espacios del edificio.

Entonces, Misa no quería más doctores rondando por el edificio, observándola, examinándola y fingiendo verdadera preocupación por uno de sus cientos de pacientes. Ni ella se creía aquello.

Pero si le decía todo lo que recordaba a L, él no dudaría en arreglarle una cadena perpetua o una ejecución, o incluso obligarla a pasar más tiempo bajo su lupa hasta que se confirmase completamente su culpabilidad.

Porque Misa no pensaba en el mejor detective del mundo como una persona que arrestaría a asesinos sin comprobar todas las fuentes primero.

Si así evitaba a molestos médicos y demases revisiones, Misa prefería contarle todo a L. Quizá hasta tomaría en cuenta que ella confesó, con duda, que era culpable, y decidía reducirle la condena.

—Sí, así como lo decís: voy a esperar a tener más pruebas para apresarte —Le contestó el azabache una vez que la de cabellos rubios le había contado todo.

Ahora el conflicto de Misa era si elegía estar desanimada o no.

—Supongo que el tiempo que nos quede me ayudará a ordenar mis sentimientos por vos.

No tuvo ni tiempo de entrar en un modo reflexivo.

—¿Eh?

Eso sí que no se lo esperaba.

Como Ryuk todavía no podía encontrar a alguien digno del Death Note, como sería sospechoso que justo Kira matara cuando Light no se encontrara en la sede, las muertes de criminales se habían detenido. En ese tiempo, L había aprovechado para probar con dos asesinos si la regla de los trece días era real o no. Y Light ya veía su futuro: una vez más bajo la vigilancia del irritante detective.

El significado de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora