4. Incomodidad y la primera puntada

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Ya todo Japón se había enterado de que Amane Misa había sido acusada falsamente de poseer drogas. Tan amada como era, ninguno de sus fans dudaba de que aquello era nada más que un malentendido, y no dejaban de seguir indignados por los cincuenta días que la modelo había pasado encerrada y los actuales en los cuales continuaba pasando injusticias, esta vez sufriendo vigilancia las veinticuatro horas del día.

A pesar de saber por culpa de los medios televisivos las opiniones de sus fieles fans acerca de ella, cuando Misa fue llamada para protagonizar una película, no se sentía tan cómoda como antes. No obstante, sí agradecía abandonar la sede de investigación y tomar aire fresco para pensar lejos de un ambiente en ocasiones pesado, incluso a pesar de que iba acompañada de Matsuda, con quien no tenía ningún conflicto personal pero quien le recordaba constantemente la escasa privacidad que tenía.

—Usted va a ser la protagonista, Misa-Misa —Le había informado el director.

Se le notaba a kilómetros la emoción en su rostro que solo un fan podría tener, y la confusión que hasta a él mismo lo sobresaltaba.

«Respirá hondo, sonreíle e ignorá. Como siempre.»

—Misa-Misa, la veo rara —Supo percatarse el director—. ¿Se encuentra...?

La evaluó. Su vestimenta era la de siempre: negra, gótica, apegada al cuerpo y muy propia de Misa. Su cabello era rubio, largo y se encontraba suelto a excepción de unas dos colitas que tenía en los costados de la cabeza. Su rostro maquillado levemente, como siempre, con una cegadora sonrisa... No. Aquello sí que no estaba bien, puesto que tenía una extraña mueca en su lugar.

—Oh, todo bien —Misa tardó unos segundos en responder—: todo bien. Solo tuve un mal día —mintió.

—Espero que no dificulte la grabación, Misa-Misa —contestó el director, manteniendo su actitud animada. 

—No lo hará —respondió Misa entre dientes, intentando y fallando en hacer eso que debería ser tan fácil como sentir los latidos de su corazón nervioso como ella en aquellos instantes.

—Bien.

Y entonces empezó a leer el resumen del personaje.

—Es alguien muy sociable y feliz que con solo...

Misa lo interrumpió.

—Otro papel, por favor —pidió instintivamente, descolocando al director.

—¿Qué está diciendo, Misa-Misa? ¿Por qué...?

—Otro papel, por favor —repitió, con un poco de inseguridad.

—¿Qué...?

Amane Misa nunca había salido de su "zona de confort" y nunca había decidido explorar un papel opuesto al que siempre hacía.

—¿Tengo que ser más clara? —interrumpió, con un leve hartazgo—. Mil veces actué ese papel y estoy... aburrida de la chica alegre.

—Entiendo, Misa-Misa —dijo, tan rápido como su lengua se lo permitió—, veré si le puedo dar otro o cambiar la trama. Usted es muy valiosa para ser despedida.

—Y... —agregó—, por favor no me llame así: solo Misa-san.

Ya ni recordaba cómo había dejado que el mundo la llamara así.

Luego de una tarde de filmación bizarra aunque agradable, Misa volvió a la sede y marchó directo hacia el piso en el que se encontraba todo el equipo de investigación: tenía como objetivo utilizar una de las computadoras libres y ayudarlos.

—¡Misa-san! —exclamó Matsuda, una vez estuvieron en el cuarto de investigación.

—¿Qué pasa, Matsuda-kun?

El significado de una sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora