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Reflection - Kim Namjoon

"괜찮아 다 둘셋이니까 나도 친구가 있음 좋잖아"

"Está bien, me gusta tener un amigo"

Jugaba con el chupete en su boca moviéndolo de un lado a otro con su lengua para entretenerse. La noche era muy larga en la parada de la gasolinera y el aburrimiento se había apoderado de él. Sus amigos últimamente le decían demasiado que se había vuelto fan a los chupetes, pero lo que ellos no sabían que lo hacía para evitar la necesidad de fumar un cigarro.

Si, Namjoon era adicto a la nicotina y, la verdad, no recordaba exactamente cuando había comenzado a fumar. Había empezado a dejarlo desde que conoció a Seokjin y luego sus motivos se hicieron más grandes al aparecer Taehyung en su vida. Aún cuando Jin había sido su primer amigo, Nam consideraba que mientras tuviera a Tae no necesitaba a más nadie, y esto era porque sentía un cariño especial hacia aquel chico de sonrisa cuadrada.

Nam era consciente de al menos lo más revelante que pasaba en el hogar, sabía que el chico a veces no le decía toda la verdad pero no lo presionaría a hablar, así que cuando se enteró que su padre era un adicto lo mínimo que quería era que cuando Tae estuviera a su lado le viniera a la cabeza la imagen de aquel hombre que le había echo tanto daño a Taehyung como a la hermana de este.

Recostó su costado en uno de los muros del lugar mirando la carretera con total aburrimiento. Un suspiro se escapó de sus labios y sus ojos pesaban como nunca. Solo pensaba en llegar al pequeño lugar donde vivía para acurrucarse entre las sábanas en el suelo. Si, donde Namjoon vivía no podía llamarse hogar. Este al escaparse hacía algún tiempo de casa de sus padres, o mejor dicho, después de que lo echarán, había encontrado una pequeña bodega abandonada cerca de una tienda de tatuajes en los suburbios bajos.

El lugar no estaba en muy buenas condiciones pero a Nam lo que le importaba era que se pudiera dormir y que lo protegiera de la lluvia, y ese lugar era perfecto para ambas cosas. Al estar al lado de una tienda de tatuajes, el encargado de hacerlos le había enseñado a Nam sus técnicas y ya tenía un que otro tatuaje cubriendo su cuerpo. El que más le gustaba era la mariposa negra que tenía tatuada en la parte superior de la espalda cerca del área del cuello.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un brazo rodeó sus hombros y una ronca risita se escuchó cerca de su oído. Pudo adivinar sin siquiera voltear el rostro de que se trataba de Kim Taehyung, su mejor amigo.

- Tae, ¿qué haces aquí a estas horas? – preguntó con extrañeza, entendía si su amigo no tenía muchas ganas de llegar a casa después de saber el caso de su padre, pero ya eran más de las cuatro de la madrugada y no le gustaba que el menor se desvelara hasta tan tarde.

- ¿Acaso no puedo darle una visita en su trabajo a mi mejor amigo? – la risa de Tae hizo que el pecho de este vibrara y Nam lo sintió en sus hombros.

- No es eso, es que es muy tarde. Deberías estar en tu casa. ¿Por qué estás aquí? – el regaño en la voz de Nam era evidente pero Tae no estaba para sus reclamos.

- Porque quiero~ – cantó mientras el mayor captó el sonido de una bolsa de nailon – ¿Tienes hambre? – preguntó el chico con una sonrisa gigante mostrando una botella de más de un litro llena de Coca-Cola y dos sándwiches de queso.

- Tú no cambias, ¿verdad? – dijo recordando que Tae nunca paraba de comer, aún no comprendía bien como, a pesar de eso, seguía siendo tan delgado – Pero por esta vez abusaré de tu amabilidad – con su mano derecha le arrebató la botella para abrirla causando el sonido del chasquido del gas escapándose y tomó un sorbo largo directamente de esta.