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Mama - Jung Hoseok

"Hey, mama

이젠 아들내미 믿으면 돼 웃으면 돼"

"Hey, mamá

Ahora puedes confiar en tu hijo, puedes sonreír"

El pequeño miraba el cielo totalmente despejado mientras movía sus piernas de atrás hacia delante que colgaban hacia fuera. Había tomado asiento en el bordillo del carrusel. Empezó a silbar un ritmo de cuatro notas que, para el resto podía ser un tanto escalofriante, pero a él solo se le había venido a la mente sin ningún motivo en particular. El parque de diversiones estaba en total silencio y la mayoría de juegos se habían detenido ya hacía rato. El chico de cabello castaño claro, casi pelirrojo, esperaba a su madre desde hacía una hora o más, esta le había dicho que volvería dentro de un rato ya que había ido al baño y como se demoraba en regresar el pequeño de unos ocho años estaba totalmente aburrido.

Terminó lo último de su algodón de azúcar dejando el palillo donde se encontraba este totalmente limpio y libre de rastro de que alguna vez hubo algún dulce ahí. El sabor dulce de la fresa inundó su boca y el gran bocado que había tomado se había disuelto en su boca volviendo a lo que primeramente fue, un montón de azúcar. Lanzó el palillo hacia el cesto de basura cercano haciendo una canasta. Sacudió con más ímpetu sus piernas contento y sonriendo sin abrir la boca por tener aún azúcar dentro de esta.

Después de masticar el dulce por un rato tragó lo que ya se había convertido de agua e hizo un puchero sin encontrar nada en que entretenerse. A lo lejos pudo ver a dos personas vestidas de uniforme, eran las primeras personas que veía durante un buen rato dentro del parque por lo que se sorprendió en primera estancia y los individuos también parecieron sorprenderse por su presencia. Ambos se acercaron a él hasta quedar a solo un metro de distancia.

Uno de ellos era más bajo que el otro y tenía una expresión de amabilidad. Mientras que el más alto, calvo y con unos años de más que se podían ver a simple vista solo mostraba fastidio de verlo ahí. Ignoró a este último y centro su mirada curiosa en el menor de los dos preguntándose qué querría.

- Oye, pequeño, ¿qué haces aquí todavía? – le preguntó el de la mirada amable y el chico se extrañó un poco por la pregunta.

- Estoy esperando a mi madre, dijo que iría al baño y aún no ha regresado – al terminar los dos hombres se miraron con una expresión de que habían entendido algo de lo cual el pequeño no tenía conocimiento y sus miradas pasaron a ser de total lástima.

- Eso es imposible, pequeño, porque el parque cerró hace media hora y ya no hay nadie – aquel muchacho amable se colocó a su altura y al escuchar lo que había dicho el pequeño quedó alto atónito.

- Pero ella dijo... – no pudo terminar la oración, el chico era muy inteligente para su edad y su mente ya iba atando cabos de la situación, pero su mente se negaba a creerlo del todo.

- Sino lo comprendes te lo dejaré más claro – dijo el hombre mayor dando un paso hacia adelante.

- JungRim, no – pidió el menor de los dos pero el otro hombre no le hizo caso.

- El chico tiene derecho a saberlo, el que sea pequeño no hará que no entienda lo que le diré – cortó a su compañero y volvió a centrar su mirada en el niño – Tu madre te abandonó aquí, porque de ser de otro modo se hubiera quedado a buscarte o hubiera pedido a los encargados ayuda para buscarte. Te dejó aquí.

El pequeño entendía todo lo que decía, pero simplemente no lograba creerlo del todo. Su mente infantil se encontraba en un estado de shock completo. Su madre, la mujer que siempre había admirado desde siempre y que hasta aquellos días lo había cuidado y protegido, lo había abandonado en un parque de diversiones para deshacerse de él.