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Instagram, domingo por la tarde

La rubia se encontraba mirando sus notificaciones, la mayoría viniendo de parte de Instagram

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La rubia se encontraba mirando sus notificaciones, la mayoría viniendo de parte de Instagram.

De su parte, a Sol no le gustaba mucho decir en las redes sociales de su vida, pero poner una foto u otra con sus amigas, las cuales están obsesionadas con dicha app, las ponía de buen humor.

Quinn y Anna, eran las dos personas que más apreciaban a Sol y las únicas que sabían cada cosa buena como mala de su vida.

Anna era su mejor amiga de la infancia, siempre unidas. Luego llegó el instituto y, a diferencia de algunas amistades, la suya se hizo más fuerte.

Se amigaron con Quinn unos días después, aunque tuvieran grupos de amigos diferentes, lograron mantener la amistad, queriendo cada instante que pasaban juntas.

Sus padres, los multimillonarios Velasco, propietarios de una gran cadena de tiendas de joyas Swarovski, también poseían la ONG "Salvemos el mundo" esto desde la iniciativa de su pequeña hija.

Pero las cosas en la familia no iban de la mejor manera, muchos secretos tenían escondidos y esto solo lograrían que perdieran a su querida hija, más de lo que ya la perdieron.

Volviendo al presente, Sol se encontraba en la parte trasera de uno de los muchos coches que poseían. Suspiro con cansancio. Esperaba que al volver, al menos sus padres estuvieran con ella.

Pero eso no paso, tampoco es como que hubiera tenido ganas, pero desde su punto de vista, no le parecía que estos la quieran como una hija.

El coche paro frente a una de ls muchas casas blancas de la calle, la casa de su querida nana era el sitio que más consideraba como un hogar.

Se bajo del coche, solo con su mochila negra. Quería ayudar al mayordomo con las maletas, pero este le aseguró que no hacía falta.

Camino tranquilamente hacia la puerta, cuando oyó un grito ahogado de la casa de al lado.

Una niña de pelo rubio, se encontraba saltando y agitando como loca el brazo de, lo que parecía ser, su hermano.

Con una pequeña sonrisa, Sol levantó su mano, agitándola para crear un saludo.

—¡Dioses! ¡Jesus! ¡Por el amor a todo lo bueno de este mundo! ¡Sol Velasco me acaba de saludar! ¿Te lo puedes creer Cameron? ¡Ella es mi diosa!— se asombró el cómo la chica podía hablar tan rápido y seguía pidiendo respirar.

—¡Sol! — su abuela, desde la puerta de entrada la llamo—. ¿Que haces ahí? Ven y dame un abrazo a tu pobre abuela.

—Hola abu, me alegro mucho de volver a verte.

—Dioses niña, cada día estas más linda.

Entro a la casa después de dar una última mirada a los dos hermanos de al lado.

Sunflower | C. K. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora