S| "El es como un girasol con ella, siempre busca su luz"
Puede que Sol Velasco parezca la típica chica engreída que poseía cada instituto, y puede que esto suene muy cliché, pero ella era especial. Era un sol que todo el mundo amaba u odiaba.
Es s...
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La mañana del día siguiente la pasaron ambas amigas haciendo galletas. Ni su abuela ni Anna tenían que descubrir que Sol empezó a vomitar de nuevo. No quería volver al psicólogo y al doctor cada día a hacerse análisis estúpidos.
No tenía ningún problema, solo no sabía como adelgazar más.
Bueno, ese era el pensamiento más estúpido que Sol tendría toda su vida.
—¿Puedes llevar esto a los vecinos Solecito? Seguro que Brin quiere galletas, de esas que haces tú con chocolate y miel.
—Claro abuela— no quería ir, sabía que vería a Cameron, pero ella no podían descubrir su pelea.
Se calzó sus zapatos y se puso una sudadera grande encima, sus pantalones cortos de deporte apenas se observaban por lo grande que era. Anna quiso ir con ella, pero después de insistir mucho, esta acepto decorar el resto de galletas mientras Sol dejaba la bandeja.
Toco la puerta, siendo esta abierta a los pocos segundos por la rubia más pequeña.
—Sol— saludo sorprendida—, ¿qué haces aquí?
—Hice galletas de chocolate con miel, les traje algunas— sonrió un poco esta.
—Siii— alargo la i—, no es el mejor momento, Padgett está recogiendo algo que se le cayó ayer en el coche.
Sol no sabía que Cameron la había llevado con el coche. Un brillo triste iluminó sus ojos.
Debería hacerme actriz- pensó esta.
—Solo dejo esto y me voy, no hay problema Brin— hablo tranquilamente.
—Oye Sol, ¿tienes sitio para otra persona para hacer galletas? No me cae bien esa después de lo que te hizo— Sol no sabía si lo decía en serio o solo quería tenerla de su parte—. De veras, además oí tu conversación con mi hermano.
—¿Eso significa que me crees?— no sabía como sentirse al respecto cuando vio como esta asentía.
Dejo la bandeja en la ínsula de la cocina, atrayendo a la más pequeña en un abrazo.
—Ya que estoy aquí, me preguntaba si...— la voz de Padgett se apaga por completo cuando vio lo calurosa que se comportaba Brin con Sol, cuando con ella fue como un hielo.
—¿Qué es esto?— pregunto por varias cosas a la vez Cameron. Por Sol abrazando a su hermana, la bandeja de galletas de la mesa y la gran caja de cartón que estaba en el suelo.
—Yo ya me iba, solo traje galletas— miro hacia Padgett, sonriendo sarcásticamente—. Puedes comer tranquila, no sabía que estabas aquí, que hubiera puesto veneno sino— giro su cabeza mirando a Brin, sonriendo con cariño esta vez—. Puedes venir cuando quieras Brin, mi casa es tu casa.
—Sol...
—Ni me hables Cameron, no quiero saber nada de ti y de tu puta nueva novia.