Cuarta carta

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Viernes, O3 de septiembre de 2021

Querida personita:

Me da algo de pena presentarme ante ti después de lo ocurrido ayer, fue un completo caos, lo lamento.

Tuve algo de miedo al ver que se acababa el día y tú todavía no dabas réplica, sentí que pude volver a respirar cuando dejaste ese papel doblado allí. Hubiera preferido que ignorases el desastre ocurrido, no obstante, me da paz saber que no me has juzgado en exceso.

Todo está bien, fue una mala noche, solo eso. Mi mente rondaba mucho en una interrogante que llegó a mí el miércoles, ¿estoy haciendo todo bien? Intentaré ponerlo simple: No quiero parecer un raro ante ti. Sé que aceptaste seguir toda esta locura de las cartas, sigo sin creerlo por completo, mas no puedo evitar cavilar en el pensamiento de que no te agrade del todo, me hundo en la idea de que hacer esto fue una mala decisión, pero no fue así, ¿o sí?

De cualquier modo, es solo eso, espero haber aclarado tu dilema. No tienes que pedir perdón por nada, has sido una persona tan amable conmigo, el solo pensar que cedes minutos de tu día por esto hace que mi corazón se sienta cálido, me hace desesperadamente buscar algo para abrazar, porque mi felicidad es tanta que necesito descargarla en algo; siento que no merezco todo esto. Me he desviado del tema, perdona; reitero no cargues con algo que no has hecho, lo prometo, las únicas penadas aquí son mis inseguridades que incapaces son de dejarme disfrutar esto en paz.

Soy consciente que probablemente desearías una respuesta más extensa, lamento no poder dártela ahora, mas intentaré en un futuro soltarla. Quién diría que empecé con las misivas para poder ser sincero sin que mi pena lo impidiera y ahora nuevamente estoy ocultando cosas, supongo que nunca dejaré de ser un cobarde, lo siento.

Cambiando un poco de tema, no me has respondido mis preguntas, ¿te incomoda hablar de ti? Perdona el atrevimiento si es así, no había considerado la posibilidad. Me encantaría conocerte más, pero si tú no compartes el deseo está bien, intentaré que conversemos de otras cosas. Las cartas las llevaremos como quieras, de manera que te cause bienestar, tú solo espeta aquello que quieras, yo me aseguraré de cumplir; tu comodidad es mi máxima prioridad.

Por cierto, acabo de caer que ni mañana ni el domingo podremos hablar, no hay clases esos días. Llámame torpe pero no me había dado cuenta, me ha desanimado un poco a decir verdad, presumo que es lo que tiene. De haberme percatado antes te hubiese dejado algo especial hoy, qué desastre que soy.

Ahora que lo pienso, tengo dos días para preparar algo para el lunes, ¿no? ¡Eso me pone más feliz! ¿Te molestaría si te dejo un regalito? Algo aparte de una carta. No podría permitirme algo muy caro, pero desearía agradecerte, de algún modo, todo lo que has hecho por mí indirecta y directamente. ¿Eso está bien para ti? Anhelo que sí.

De cualquier manera, creo haberlo comentado ayer, mas sino debo admitir que a veces no sé qué escribir aquí, no te confundas, hay tantas cosas que ruego por decirte, sin embargo, se basan en divagaciones, anhelos, deseos y sentimientos hacia ti, pero no creo que te apetezca leer algo solo basado en ello y también quisiera cederte participación; convertir esto en algo que te guste, eso deseo yo. 

Así que bueno, si no es de molestia mi atrevimiento, ¿hay algo de lo que te gustaría conversar conmigo? No tengas miedo a decir o preguntar lo que sea.

Desvivo por tu próxima respuesta,

N.K.

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«... Me gustaría saber más sobre ti, misterioso desconocido».

No pude contener un resuello, ¿en verdad estaba haciendo todo esto?

El día anterior estuve horas dudando en mi respuesta hacia el chico, siendo incapaz de escribirla sino hacía que faltaban pocos minutos para tener que salir. Arranqué una hoja de un cuaderno y escribí lo primero que alcanzó mi mente, pudiendo redactar apenas unas breves disculpas, pensamientos de preocupación y deseos de bienestar, todo bastante desorganizado. Ni siquiera había podido recordar sus preguntas, sintiéndome un poco mal después al darme cuenta que él pensaría que las había ignorado.

Las palabras del chico me habían calmado un poco, si él en verdad me quería tanto tenía sentido su preocupación de mi pensar hacia él. Aún así, incluso si no deseaba admitirlo, deseaba escuchar más de él, de sus razones.

«Estoy perdiendo la cabeza, no tengo ni tiempo ni energía para estas cosas», me forcé a pensar, sin embargo algo detrás de mi cabeza me murmuraba con burla mi falsedad.

—¡Se supone que ibas a abandonar esta idea sin sentido! —me reproché en voz alta.

La lógica había abandonado mi ser por completo y con ella se fue mi creencia de que todo era una mala broma, y pensar que todas esas dulces palabras, repletas de amor y devoción era para mí hacía que los nervios subieran por mi cuerpo y mi corazón, acostumbrado a nunca hacer presencia, se moviese con calidez. Mi yo de hacía pocos días me lo hubiese reclamado, cómo podía ponerme así por alguien que no conocía en persona, mas sus excéntricas palabras nublaban mi visión.

«Sí, definitivamente ahora la persona lamentable aquí soy yo».

Sentí como una agradable calidez subía hasta mis mejillas, siendo consciente de qué significaba fruncí el ceño al sentirme risible. Comencé a leer nuevamente la nota, deslizando mis dedos por aquella hipnotizante caligrafía.

—¿Está bien todo esto? Quiero... Deseo saber más de ti, anónimo.

Notas de amor [ Nagito Komaeda x Reader ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora