Octava carta

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Jueves, O9 de septiembre de 2021

Preciada personita:

Hey, ¿cómo estás? Lamento todo lo ocurrido ayer. No quería preocuparte en lo más mínimo, no has hecho nada malo, ¿sí?

Perdona el desastre que causé; ayer te vi, en verdad parecía que todo te afectó, lo lamento tanto, verte así hizo que mi corazón se estrujase, prometí que lo último que haría sería hacerte sentir mal, y lo hice, lo siento tanto.

Todo está bien, ¿sí? Todo, todo, todo se encuentra bien, yo me encuentro bien, no me has hecho ningún mal, te lo puedo prometer. Te juro que tú solo me causas felicidad, el solo hablar contigo da sentido a mi vida, me hace sentir en el cielo, hace que todo mi ser se sobrecargue de hermosas y buenas sensaciones. No tienes que preocuparte o culparte de algo, ¿está bien?

En serio, no quiero que te preocupes en lo más mínimo por ello, tu bienestar es lo que más feliz me hace, lo que más tranquilidad me transmite, en serio. No atormentes tu preciosa mentecita con ideas equivocadas, mi hermosa y majestuosa personita.

Hablando un poco del tema, simplemente se me fue un poco todo ayer. Me puse muy nervioso y me dejé llevar por el pánico, viéndolo en retrospectiva exageré, ruego me disculpes, este tipo de interacciones son bastante desconocidas para mí y me encuentro un poco perdido. No pienses que me sentí forzado por tu culpa, sino que me sentí presionado por mí mismo, porque en verdad deseo conocerte en persona, lo digo con total sinceridad, no hay nada que quiera más que ello, no obstante mi propio miedo me detiene, me frustra eso, me desespera, mas tú careces de culpa, tienes que tenerlo claro, ¿sí?

Siguiendo con ello, estuve pensando un poco en el tema, reflexionando e intentando armarme de valor y, quiero intentarlo. Pero, ¿podríamos intentarlo poco a poco? De alguna manera, no lo sé, ir al cine a ver una película sin necesidad de llegar juntos o que sepas quién soy, simplemente estar ahí ambos, intercambiar números o ir a algún partido de la institución, sin necesidad de estar juntos, solo ir. Tal vez sea una proposición estúpida, lo siento, sin embargo, siento que si me fuerzo a mucho más entraré en pánico, ¿puedes comprenderlo?

No sé qué desees hacer tú, pero te prometo que me aseguraré de que todo sea cómodo y bonito para ti, intentaré complacerte en todo lo que pueda, mi preciada personita. Disculpa la corta carta, sigo un poco afectado, con cierto malestar, mas espero que con esto podamos avanzar mucho más en lo que sea que seamos nosotros.

Te quiero, muchísimo, en serio. No te sientas nunca mal, sonríe y sé feliz, porque no hay nada que me haga sentir mejor que eso.

Aguardando tu próxima respuesta,

N.K

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Sonreí al terminar de leer, sin poder dejar de pensar en lo adorable que era el chico. Mi corazón latía alocadamente y mi estómago se estrujaba al ver lo preocupado que estaba por mí, tratándome como algo sumamente delicado y tranquilizando mis preocupaciones. Mis mejillas se bañaron con un suave rosa y una risueña risa escapó de mis labios.

Antes de empezar a leer la carta mi cuerpo se encontraba sumamente tenso y mi cerebro era atormentado con pensamientos crueles, desesperados y acusadores, tenía tanto miedo de haberme equivocado, de haber cometido un fatal error, mas ahora, solo podía pensar en lo lindo y amable que era el chico. Me sentía extremadamente feliz, incluso quise llorar, llorar de sobremanera porque me encontraba tan alegre que sonreír y reír dejó de suficiente.

«Eres un completo desconocido, no sé cómo te ves, ni siquiera sé si lo que dices es cierto, y aún así confío tanto en ti. Todo esto, ¿si quiera tiene sentido?»

Saqué mi preciado folder en el que tenía guardadas todas las cartas que él me había dado, exceptuando la primera, claro está. Las empecé a leer nuevamente, como tantas veces había hecho y sentía tantas ganas de abrazar al anónimo, sentía todo mi ser lleno de amor, tanta que se derramaba a través de mis ojos.

—Te quiero... Dios, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero... Te quiero tanto... —hablé, con desespero, sentía la gran necesidad de que me escuchasen, de que él me escuchase.

Pensé en la idea de empezar a acercarnos más, aún si no era conocernos exactamente. Me hacía suma ilusión, ver que el chico se esforzaba tanto en vencer sus miedos por mí me me hacía sentir tan especial. No quería que se forzase a nada, mas comprendía que él también lo quería y que deseaba esforzarse por ello, por lo que la idea me parecía estupenda.

—Todo lo que quieras, avanzaremos al paso que necesites, mi hermoso anónimo...

Notas de amor [ Nagito Komaeda x Reader ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora