Quinta carta

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Lunes, O6 de septiembre de 2021

Preciosa personita:

¡Hola, hola, hola, hola, hola, hola, hola, hola, hola, hola!

Disculpa que me repita tanto, pero no sabes cuán emocionado me encuentro. Pensé que al solo ser dos días no sería la gran cosa, mas no se había ni terminado el viernes y me encontraba desesperado, ya deseaba hablar contigo. Muchas veces me pregunto si tú piensas tanto en mí como yo lo hago en ti.

¿Me has extrañado?, ¿aunque sea un poco? Espero que sí, porque me sentiría mal si yo tuviese tal dependencia y tú costosamente te acuerdes de mí, me haría sentir como un obseso, ¿crees que exagero?

En fin, ¡disculpa! Estoy tan emocionado que siento que vagaré demasiado entre pensamientos, espero que esta carta no sea de tu desagrado por ello.

Tengo que ser honesto, no he parado de leer tu carta del viernes, me encanta, es deslizarme entre tus palabras y morir de ternura. La primera vez que la vi tuve que leer un exceso de veces, porque mi emoción y felicidad rebasaban tanto mi capacidad que mi cerebro dejaba de seguir lógica, registrando palabras aleatorias sin encontrarles sentido en conjunto, y sin embargo, a cada una percibía más mi ser derritiéndose.

Sé que tú probablemente al escribir tales palabras no tenías tal intención, no obstante, fueron tan amables, e incluso cariñosas; tal vez todo sean percepciones erróneas de mi torpe corazón, pero él se niega a creerlo y yo, cayendo en lo más profundo, me acerco más a él que a mi razón.

Intentaré organizarme un poco, iré por partes: Has dicho que está bien que te entregue un regalo, me has hecho muy feliz. Por ello supongo que no es sorpresa para ti haber encontrado una cajita frente a tu casillero, aunque por si aún lo dudabas, es un regalo para ti. Me genera algo de nervio, me atormenta pensar que alguien lo robará o dañará, por lo que me mantendré cerca; protegería ese presente ante todo, pues un representante de mi querer hacia ti es sagrado, solo por debajo de en sí tu ser.

Estuve horas pensando en qué regalarte, ¿qué podría gustarle a alguien como tú? No, más importante, ¿qué sería digno de ser un regalo para ti? Todo lo que encontraba no me generaba seguridad de que fuese de tu agrado, además, quizá egoístamente, anhelaba que representase algo de mi parte, que al llegar a tus manos llevase consigo un pedazo de mi querer. Finalmente aún después de todo sigo sin estar seguro de haber conseguido el regalo perfecto, pero con tantas horas en preparación me quedé sin tiempo para algo más. Ruego te guste, generarte bienestar me hace tanta ilusión.

Puede que no sea lo mejor, tal vez no te convenza pero, te prometo que pronto te daré algo mejor, ¿sí?

Siguiendo, ¿has dicho que deseabas saber más de mí? Leer eso hizo que muriese, me hizo tocar el cielo y ver ángeles, porque saber que mi interés puede ser recíproco no tiene otro nombre más que el paraíso.

Me encantaría decirte con fuerza y orgullo quién soy, clamar mi profundo querer hacia ti sin miedo alguno, complacer cada una de tus curiosidades sobre mí, mostrando la desnudez de mi alma y sentimientos, pues mi amor desea ser transparente, pero soy demasiado cobarde para ello. ¿Podrías comprenderlo? Soy el primero que se mortifica por eso, ¿qué tan desgraciado tengo que ser para no poder decirte a ti, un ser tan merecedor de amor, que te quiero, con sinceridad? Lo lamento.

Volviendo al punto, no puedo hablarte demasiado de mí, ya que aunque soy consciente de que un ser tan grande como tú no perdería tiempo buscando a alguien como yo, imposible no es que me descubras, solo pensar que lo averigües y rechaces seguir con toda esta fantasía por quien soy me genera pánico, como si tuviese un facón contra mi cuello amenazando terminar con mi todo. Ruego seas capaz de entenderlo, y con ello entender que no puedo deshacer lo que te causa duda.

De cualquier modo, puedo comentarte alguna cosa mía por encima: Soy un chico, algo alto y con un aspecto algo peculiar. Me definiría como introvertido, reservado y silencioso en general. Me mantengo como buen alumno, no me considero inteligente, mas tampoco tonto, diría que puedo llegar a ser ingenioso, solo eso. Disfruto de la lectura, es algo único para mí, nunca amé tanto algo como ello; al menos antes de que te conociese. No creo tener algo mucho más interesante, espero haber saciado tu curiosidad, aunque soy una persona poco interesante.

Lamento tantísimo que esto sea todo lo que puedo ofrecer, ¿pero gustas preguntar algo más? Si no compromete mi anonimato responderé extensamente todo lo que desees.

Creo que es todo por hoy, anhelo te guste el regalo, juro lo hice con amor. Por cierto antes de irme deseaba agradecerte por todo, en serio, gracias, todo lo que has hecho, es tanto para mí. Nunca me había sentido tan vivo, tan lleno de felicidad. A veces me siento fuera de realidad, porque esto parece sacado de alguna fantasía mía en busca de júbilo, mas es real, porque lo es, ¿no? Todo se vuelve borroso al pensar en eso, tan brilloso, tan borroso, tan distorsionado, pero nítido como ninguna otra cosa en mi corazón, siento cómo se hunde y se incrusta profundo en mí, y yo solo le ruego entre lágrimas que por favor no me abandone, pido que se quedé ahí, siempre conmigo.

Lo siento, lo siento, ese último párrafo fue un poco raro, ¿no? Perdona, mis emociones me superan tanto que mi cerebro no puede evitar soltar cosas así. Mejor termino esto ya, si gustas ignora eso último. Cuídate, mi querida personita.

Muriendo por tu próxima respuesta,

N.K.

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Aquel día había llegado con nervios a mi centro educativo; quise negarlo, evitarlo, mas era un hecho que había extrañado las extravagantes palabras del chico dirigidas hacia mí. El día anterior casi no había podido descansar, al principio por emoción al saber que la carta del chico llegaría, después tormento al pensar que quizá aquella no llegaría y finalmente simple furor que fui incapaz de comprender su causa, solo sentía cómo atormentaba mi ser con crueldad.

Al llegar encontré una cajita, tiernamente envuelta en trozos pastel y sobre ellos escrito mi nombre con esa hermosa caligrafía que no abandonaba mi mente. La prendí cerca de mí, suponiendo ya qué era, y saqué la carta de mi casillero, empezando a leerla y notando pequeñas lágrimas secas sobre ella, sin saber si eso debía preocuparme. La cabeza me daba vueltas, sin conocer por qué, pero pude leerla, sintiendo temblores en mi corazón y un azote de emociones tan fuertes que no pude diferenciarlas, solo sabía que me llenaban tanto que mi corazón parecía explotar y mi estómago estrujarse. Terminé leyéndola varias veces, aunque cada vez parecía más que me dejaba guiar en un trance por aquella hermosa letra sin comprender su contenido genuinamente.

Guardé la carta con dificultad y abrí el regalo, primero viendo sobre todo una hoja que citaba: "Todo está hecho a mano, disculpa si no tiene la mejor calidad por ello. Espero que te guste.", retiré ese papel y eché un vistazo a lo que había debajo de él, encontrando en su interior pequeños y tiernos peluches de colores variados, 'sosteniendo' entre sus patitas pequeños papeles con frases cariñosas tales como: "Te quiero demasiado", "eres tan increíble", "haces que me llene de vida", etc., después habían tres rosas de origami de mi color favorito —cosa que no sabía si debía pensar era casualidad o no—, perfectamente hechas y sumamente preciosas.

No pude evitar que mis ojos se aguasen, aún si parecía risible, era demasiado. Algunos peluches tenían pequeñas y casi imperceptibles marcas de sangre en ellos, denotando que el anónimo se había hecho daño al hacerlos, además de aquellas lágrimas sobre la carta culpa de los fuertes sentimientos que lo perseguían, y todo aquello hacía que mi corazón se estrujase y mi estómago se sintiese vacío, pues tanto sentimiento y esfuerzo por mí aparentaba irrealidad.

«¿Alguna vez alguien había hecho algo así por mí?»

—¿Por qué eres así, anónimo...? Quién... ¿Quién eres? Yo... —solté entre lastimeros murmuros que, sin embargo, representaban una inmensa felicidad.

Notas de amor [ Nagito Komaeda x Reader ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora