Capítulo 22: "- Dispara."

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Dejé el helado dentro del congelador y apoyé mis manos en la mesada de la cocina. Di tres respiraciones profundas intentando prepararme para lo que vendría a continuación.

Sabía que ya no había vuelta atrás, y sabía que no podía mentirle porque él ya estaba enterado de todo. O al menos de todo, menos de mi versión de los hechos.

Respiré una vez más y caminé lentamente a la sala en donde Adrien me esperaba muy relajadamente sentado en el sofá en donde me encontraba yo segundos antes. Me senté en el sillón individual porque claramente no iba a sentarme junto a él, demasiado tenía con su mirada que no dejaba de inspeccionar cada movimiento que daba.

No tenía idea de cómo empezar todo, era muy largo y enredado como para tener un punto de comienzo. Tal vez desde mi nacimiento, pero el problema era que no tenía ni idea de todo eso. No sabía quiénes eran mis padres, ni como me llamaba, ni quien era responsable de mí en estos momentos.

—Cuando quieras. —Adrien hizo un ademán con su mano y yo subí mis piernas al sillón envolviéndome en la manta otra vez.

—No sé cómo empezar. —Admití.

—Desde el principio es una buena idea.

—Ese es el problema, no sé cómo empezó todo esto. —Respiré una vez más profundamente. Ya empezaba a sentir el dolor de cabeza latiendo en mi cráneo, como si estuvieran agarrando mi cabeza entre dos pinzas aplastándola hasta que no quede nada de jugo dentro.

—¿Sabes qué? —lo miré —Tengo toda una eternidad.

Supuse que era un chiste de vampiros, y sí, me hizo sonreír un poco.

—Supongo que todo comenzó cuando era una bebé y mis padres me abandonaron en el orfanato. Y no sé por qué afirmo padres, porque realmente no sé si fue mi madre o mi padre o quien sea. La cuestión, es que me abandonaron.

—¿Sabes cómo se llaman tus padres? —Sabía que no estaba seguro de hacer esa pregunta, pero no me importaba.

—No. Nunca los conocí, ni me visitaron, ni vinieron a buscarme otra vez. La verdad es que no me importa demasiado, sólo me cuestiono a veces que habrá pasado para que me abandonaran. —Adrien asintió con la cabeza. —Llegue al orfanato de bebé, supongo, y ahí me 'adoptaron', si así se lo podría llamar. Me pusieron un nombre falso para que nadie pudiera reclamar por mí, si es que alguna vez vendrían y así nació 'Marinette Dupain'. —Sonreí tristemente.

—Entonces tu nombre no es...

—No, mi nombre no es Marinette ni mi apellido Dupain, y no, no sé cuál es mi nombre verdadero. —Me adelanté a la pregunta. —La vida era una mierda ahí adentro. Y hablo de una mierda en serio. No recuerdo nada de como fue todo ahí hasta los siete, tal vez ocho años. Seríamos unos ciento cincuenta niños allí adentro o menos, así que todos nos conocíamos. Todos eran unos malditos abusivos que vivían molestando a los demás por el simple hecho de que sus padres los habían abandonado. La comida era una mierda, tal vez podías comer un poco de pan y agua si los grandes estaban de tu lado y te lo compartían por ser pequeña o si te lo ganabas.

—¿Ganabas? ¿Cómo se lo ganaban? —Sus cejas se fruncieron. Me revolví incomoda en mi asiento.

Odiaba traer estos recuerdos de vuelta. Ya era vida pasada. Pero tenía que hacerlo si quería averiguar qué sucedía. Además de que sentía unas extrañas ganas de compartir esto con Adrien.

Y como lo que acabas de decir es completamente estúpido te mereces una bofetada.

—Es que... Nosotros... Es muy complicado. —Él se acomodó en el sillón y movió su mano como diciéndome 'continúa como puedas'. —Nos hacían hacer... Cosas. —Definitivamente esa no había sido la palabra correcta.

ADRIEN #1 - Adaptación                                      (Adrinette/Lukloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora