Capítulo 24: "- ¿No te enseñaron que no debes tocar las cosas ajenas, muñeca?"

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Era vienes otra vez, y la maldita semana se me había pasado tan lenta. Todo había sido un horror. Desde la partida de Allan, hasta Chloé diciéndome que dejara de ser melodramática porque él volvería, luego yo gritándole que era una estúpida, luego correr hasta mi habitación y cerrar de un fuerte portazo para expresar mi absoluto enojo hacia su persona. Y ni contar que Adrien seguía haciendo como que no existía en la escuela, ignorándome cada vez que nos cruzábamos en el pasillo, porque claro, él era demasiado popular y misterioso y vampirezco como para hablar conmigo y que alguien lo vea. Porque era fea. Y gorda. Y estúpida.

Lo único bueno, habían sido los mensajes que Allan me enviaba desde Francia, diciéndome que allí todos eran bastante distantes y fríos, sin contar con las francesas, que eran bastante putas para estar en un internado católico. Claro que cuando me dijo eso, no pude evitar escribirle ‘si llegas a acostarte con alguna voy a cortarte el pene’, a lo que él contesto ‘jamás podría acostarme con nadie sabiendo que mi “amiga” está esperándome en Oak Minds’ a lo que yo reía, porque claramente no había superado mi intento de ser amigos.

Por suerte, toda esta mierda de semana iba a terminarse en, aproximadamente, cuarenta y cinco minutos. Por supuesto que como el mundo me odiaba, la última clase del día era biología, lo que significaba que tendría que soportar la ignorancia de Adrien hacia mi persona sin poder estallar, claramente. Caminaba hacia el aula de biología con mis labios juntos y fruncidos, mientras pensaba en todas estas estupideces que rondaban por mi mente. Rogaba con todas mis fuerzas que el señor Damocles siguiera enfermo así solo tendría que ver la cara de Agreste por unos segundos.

Entré al lugar con toda la multitud. Chloé y Luka ya estaban en sus puestos, hablando de estupideces, probablemente. Y sí, tal vez estaba loca, paranoica o era perseguida, pero podía jurar que la mirada de Adrien estaba fija en mí desde antes de cruzar la puerta.

Sin querer afrontar mis problemas, como usualmente hacía, caminé hacia Chloé y Luka para saludarnos. Apoyé mis manos en su mesa cuando llegué y expulsé un fuerte suspiro que salió desde el fondo de mi garganta. Ambos me miraron.

—¿Qué pasa Mari? ¿Problemas con la vida? —la relación con Luka últimamente había sido así, él no hablaba de ‘ese’ tema, así que yo tampoco lo hacía. Ignorarlo me parecía lo más sano que podíamos hacer por Chloé.

—Ella tiene problemas con el mundo. —Una resplandeciente sonrisa salía de sus labios mientras me miraba como una niña pequeña, yo le saqué la lengua, porque claramente no se podía ser más infantil.

—Puede que sí, puede que no. —Respondí a la pregunta del pelinegro, apoye mis codos en la mesa y resoplé. —Tal vez extrañe un poco a Allan…

—¿Tal vez? ¿Un poco? Ha estado lloriqueando toda la semana, ya no la aguanto.

Ay sí claro, porque ella nunca había llorado por alguna estúpida pelea con Luka. Claro, un amigo mío va a vivir al otro lado del mundo y no lo veré por un año, por supuesto que no tengo derecho para llorar por eso. Además, ni siquiera había llorado, tal vez un poco deprimida o callada, pero no llorando.

—Tengo algo que puede aliviar todas tus penas. —Luka sonrió y yo alcé mis cejas con mi mano en mi barbilla.

—¿En serio? ¿Qué? —él alzó sus hombros haciéndose el interesante.

—Comienza con ‘V’. —Mis ojos brillaron y no sabía por qué, tal vez por el hecho de querer adivinar.

—¿VODKA? —Chloé y Luka rompieron en una carcajada mientras veía como el Profesor Damocles comenzaba a entrar por la puerta. Decidí ir a mi lugar, porque claramente no quería una llamada de atención por el Sr. Bigotes.

ADRIEN #1 - Adaptación                                      (Adrinette/Lukloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora