Capítulo 27: "- ¡Las malvas significan pena profunda Mari!"

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—¿Quieres otra tostada? —Negué con la cabeza y volví a suspirar como una idiota.

¿Cómo una persona podía pasar de estar en las nubes un día y pasar a sentirse en el infierno al otro? Yo sabía. Como siempre, yo sabía y había experimentado cómo se sentían todas y cada una de las malas experiencias que le pueden suceder a una persona en su vida. Tal vez eso jugaba a mi favor o tal vez no, no lo tenía muy claro, pero, ¿si en este preciso momento yo quería suicidarme? Sí, quería. Con todas mis fuerzas. Y encima, era lunes.

—¿Podrías dejar de suspirar? No quieres contarme qué te pasa, así que no suspires, alimentas más mi maldita curiosidad, mala amiga. —Demasiado tenía con haber aguantado a Chloé todo el fin de semana preguntándome qué me sucedía, o por qué comía más de lo normal. Y la respuesta era simple y concisa: Adrien. El rechazo de Adrien me había sentado demasiado mal, y hubiese preferido que un pingüino apareciera mientras estaba dormida y se sentara en mi cara para ponerse a incubar sus huevos.

Es temprano, no sé lo que estoy diciendo, no me critiquen maldita sea.

Pero lo peor de todo, era que no podía decírselo a Chloé, por obvias razones. Enloquecería, me gritaría, odiaría el triple a Adrien Agreste y sus hermanos que no tenían nada que ver, pero no importaba, lo haría, y luego le contaría a Luka, sólo para que las cosas se tornaran más bonitas y tuviera que aguantarlos a ambos.

Era una estupidez que el rechazo de un chico tuviera el poder de cambiar mi estado de humor, pero lo hacía. Y mucho. Porque no era cualquier chico. Era Adrien Agreste. El dios griego, el divino y princeso de Adrien Agreste. Que me había rechazado a mí y aunque no estaba sorprendida, porque era obvio que esto pasaría, dolía. Creí que estaba preparada mentalmente al rechazo, pero no. Como siempre, no.

—Es que leí 'Bajo La Misma Estrella' otra vez. Sabes lo mal que me pone Augustus.  —Mentí. Chloé sabía que siempre me excusaba con eso cuando no quería contarle algo.

—Claro. Primero fue Augustus, luego George Weasley...—la interrumpí.

—¡GEORGE NO MURIÓ! ¡ESE FUE FRED, CHLOÉ! —Había tocado un punto débil. Y ENCIMA LO HABÍA HECHO MAL.

—¡SON LO MISMO! ¡Eran gemelos! No veo la diferencia. —El tenedor que tenía en mi mano cayó y mi boca se abrió sin poder creer lo que había escuchado.

Yo... No. Esto era demasiado para mí.

—No puedes confundir a Fred y a George. Simplemente no puedes hacerlo. Y si vas a hacerlo, hazlo lo más lejos de mí posible Chloé, en serio. —No estaba exagerando y lo que acababa de decir había dolido, en el fondo de mi alma. No sabía si estaba sensible o qué, pero de repente quería llorar muy fuerte. —¿Sabes qué? Me voy caminando. —Me paré de la silla y tomé mi mochila.

—Espera, voy contigo. Le avisaré a Luka que no venga y podemos ir juntas a... —Volví a interrumpirla.

—No. —Vi sus cejas juntarse y me dolía sentir el dolor a través de sus ojos. —Necesito estar sola para pensar Chloé. Sola. Hablamos después. —Salí del departamento dejándola toda llorosa y dolida.

¿Estaba dramatizando? Sí. Pero tenían que entenderme. Me habían rechazado, uno de los pocos amigos que tenía se había ido a vivir a Francia, mi mejor amiga se había confundido a George con Fred y encima el puto Augustus y la estúpida Hazel que eran felices con su pequeño infinito. Y yo no. Porque no tenía un infinito, y no tenía una persona con quien compartirlo tampoco. Y encima me había venido. Chorreaba sangre por doquier.

Necesitaba que alguien me matara ahora.

Salí del departamento y comencé a caminar hacia la escuela. Mis ganas de estar sola, pensar y reflexionar, le ganaban a mi odio a caminar. Era como si el día estuviera triste conmigo. Las nubes tapaban el sol de sobremanera y arriesgaba a decir que iba a llover muy fuerte. Lo más probable era que la lluvia comenzase en cualquier momento y yo terminara empapada por un capricho.

ADRIEN #1 - Adaptación                                      (Adrinette/Lukloe)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora