Epílogo.

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Wally suspiró caminando hacia la cocina. Sabía que Dick patrullaría por la mañana por una emergencia que había ocurrido en Gotham y no podría contar con su ayuda. Sin embargo,no sabía que cuidar solo de su hija sería algo tan difícil.

Coraline de tan solo siete meses, se encontraba llorando, reclamando su desayuno obligatorio de cada mañana.

—Tch...— Rechistó Wally observándola en su cuna, y deseando estar en su posición...

Se dispuso a leer la nota que su esposo le dejó;

"Intenta que la niña sobreviva a estas horas que esté ausente, recuerda cambiarle el pañal en cuanto te despiertes, sabrás como se hace, ¿no...?

El pelirrojo tragó saliva un tanto tenso...

...sea como sea, confío en ti :)

Te quiere mucho, el esposo más guapo del mundo."

Sí, típico de Dick.

Las cosas habían cambiado mucho hasta ahora; cambio de hogares,cambio de identidades secretas...

Richard ya no era Robin, Nightwing, su nuevo alter ego, había nacido desde que Bruce y éste habían tomado más distancia, sus diferencias no ayudaban a la situación en nada.

Por suerte, la relación entre padre e hijo volvió a ser mucho más cercana desde que Coraline llegó a la familia.

Wally gozaba de ser Flash temporalmente, pues su querido tío, Barry, había sufrido un accidente que por recomendaciones médicas ocasionó darse de baja durante unos meses como héroe.

El rubio sentía que su sobrino ya estaba preparado para una labor tan importante como esa, así que se mostraba totalmente convencido de aquella decisión, alegrando así a Wally, quién muy irónicamente, tenía dudas sobre aquello.

Refiriéndonos a la pareja de Wally y Dick, sorprendentemente las cosas habían ido demasiado bien. Ignorando las peleas absurdas y tóxicas que mantenían de adolescentes, conforme iban creciendo sabían como llevar su relación de una forma cada vez más sana y duradera.

Hasta el punto que a sus veinticinco y veintitrés años,habían tomado la decisión de casarse, no sin antes encontrar un apartamento en Central City e irse a vivir juntos, ocasionando que dos años después, tomaran la decisión de adoptar a una niña.

Eran conscientes de lo arriesgado que era, pero el pelirrojo con tan sólo ver la ilusión y el entusiasmo en la mueca del otro, no puso ninguna pega ni mostró algún tipo de rechazo ante aquella propuesta.

— Mierda.— Soltó al no encontrar ningún paquete de pañal por ninguna parte. Estresado por el llanto de aquella bebé, pilló el móvil y tecleó el número de su esposo.

¿ Pasó algo?— Preguntó el contrario notablemente preocupado.

—¿ Dónde están los pañales?— Soltó Wally yendo al grano.

Se pudo escuchar a Dick desde la otra línea exclamar algo en un tono alarmante.

—¿ Qué significa eso?

—Me dejé los pañales en la mansión de mi padre...— respondió el otro cohibído. Wally hasta se podía imaginar la mueca y postura que mantendría en ese momento el pelinegro.

—No me jodas...

El pelirrojo fue hasta su hija, dejando aquel móvil en altavoz, e intentándola consolar cogiéndola en brazos mientras la balanceaba lentamente para lograr calmarla.

Ella dejó de llorar, aún así seguía angustiada.

—¿No puedes pasarte un momento por casa de tu padre? Necesito cambiarle el pañal a la niña ya...— Volvió a hablar haciendo énfasis en el "ya".

El confinamiento de un héroe. {Birdflash}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora