3. Partícipe de este desastre.

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Dick se mantenía boquiabierto aún
tumbado en su cómoda cama.

¿Qué le contestaba al pelirrojo?

Este le había preguntado quien era, respuesta normal según como pensaba el pelinegro, pues obviamente no conocía a su identidad falsa, de hecho, ni siquiera conocía a Dick Grayson. Solamente a Robin.

Volvió a agarrar aquel teléfono y se quedó observando anonadado unos segundos más el mensaje del velocista, pero para sorpresa del chico maravilla, este estaba en línea y se había dado cuenta de que aquel perfil extraño le había leído el mensaje.

¿Me vas a contestar o qué?

Volvió a escribir el pelirrojo.

¿Cómo mierda...? – Había casi gritado el menor llamando la atención de su mayordomo Alfred, que andaba cerca de su habitación.
–¿Está todo bien? – Pregunta educadamente llamando a la puerta.
– E-eh si...– vuelve a exclamar el chico dando un pequeño bote en aquella cama para luego incorporarse sobre esta – No tienes de qué preocuparte. – Habló de nuevo pero esta vez con una mueca totalmente fingida, a pesar de que el mayor no lo podía ver, pues había decidido no entrar e irse...

"Cosas de jóvenes",pensó el mayordomo con una pequeña sonrisa en su cara mientras se marchaba.

Una vez que Dick volvió a encender el móvil, el cual se había apagado automáticamente, pudo ver como su mejor amigo le había vuelto a hablar.

Me tomaré eso como un no.

Había escrito otra vez.

¿Qué le podía contestar? No quería hacerle un feo después de que incluso él mismo hubiera comenzado todo este desastre.
Él solito había empezado un desastre con su velocista preferido, del cual ya era prácticamente imposible salir, y más aún con la actitud impaciente de Wally.

Se dejaría llevar por su instinto, aunque le costara, es lo más rápido y razonable en estos momentos.

El menor escribió un mensaje, y después de revisarlo unas cuantas veces decidió enviarlo.

No nos conocemos, simplemente era para eso y poder hablar.

Luego de unos minutos, el otro contestó.

¿Es qué acaso no tienes amigos?

Dick visualizó varias veces el mensaje con una enorme presión en el pecho.
¿Acaso eso es lo que había dado a entender?

Perdón, no quería ser tan borde. Estaría encantado de conocerte y poder hablar contigo.

¿Cuántos años tienes?

¿Por qué querría saber mi edad? – Murmuró para él mismo.

14 años. ¿Y tú?

Yo tengo 16. ¿De dónde eres?

De Gotham.

Dick sabía que se había precipitado al decir donde vivía realmente. Pero era demasiado estúpido pensar que por eso le fuera a reconocer...

El confinamiento de un héroe. {Birdflash}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora