Gravity loud capítulo 3

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Capítulo 3

Nunca en toda su vida había trabajado tanto. Cada mañana tenía que levantarse a las seis para cortar al menos diez troncos de leña y meterlos a la cabaña. La primera vez fue duro, tuvo que recibir ayuda de Stan para terminar a tiempo, y al final sólo pudo cortar tres troncos de forma desalineada, sin mencionar que los cayos que desarrolló lo estaba matando por dos días sin descanso. Cuando trató de decirle eso a Stan, todo lo que le dijo es que se la aguatara como hombre y lo mandó a cortar más leña.

El tipo era definitivamente un explotador infantil. Lincoln lo había visto sentare en la entrada a tomar cerveza mientras él destrozaba sus manos tratando de cortar un simple tronco. Lo peor vino cuando le arrojó una lata vacía de cerveza para que no fuera holgazán. Le hubiera gustado decirle algo en ese momento, pero no iba a morder la mano que le daba de comer. Sin Stan, estaría atrapado en Gravity Falls sin ningún lugar a donde ir. Podría ir con la policía, pero le harían preguntas y el tema de su familia podía salir a la luz. No era tan idiota como para no saber desde un principio que el asunto del traje, la venta de muebles y las siestas en la perrera eran ilegales.

No podría hacer eso a su familia ... tampoco a Stan. Pese a ser un estafador, lo cierto es que le había salvado la vida, y no parecía tener ningún motivo oculto para hacerlo. Sólo tomó un niño de un callejón oscuro, lo metió en su auto, sobornó a una azafata para meterlo en una valija, finalmente le vendó los ojos en medio de la carretera y lo trajo a su cabaña en un pueblo en medio de la nada . Sí, era sumamente sospechoso que un desconocido haga todo eso por un niño de la calle, pero no podía quejarse ¡No tenía nada más!

Su familia le cerró la puerta en la cara por destruir un traje de ardilla. Incluso sus gemelas le dieron la espalda, ¿Por qué tenía que pasar por esto? Maldición, sólo tenía once años de edad. Apenas y comenzaba a fijarse en las niñas ... ¿Era natural que tuviera que sufrir por tanto? Esta no era la primera vez que algo como esto pasaba ... pero sin lugar a dudas fue el peor de todos los incidentes.

-Siempre lo mismo. –Dijo con un suspiro mientras se apoyaba en la escoba. –Me esfuerzo por ayudarlas con todo lo que tengo, aun cuando tengo que humillarme ... sí, ya sé, yo también he cometido errores, pero siempre los compensé. ¿Alguien de mi familia siquiera se molestó en compensar un poco el daño de todo lo que me han hecho? –Se la tenía que aguantar porque era un hombrecito. Parecía ser la excusa de su padre cada vez que intentaba reclamar algo.

-Lincoln, ¿Estás hablando sólo? –Stan entró a la tienda de regalos con el traje de cuando lo conoció.

-Lo hago de vez en cuando. –Respondió mientras seguía barriendo el piso.

-Eso es raro.

Linka y Liberty solían decir lo mismo cuando compartían habitación en el ático. Esas dos siempre trataron de change un poco ese mal hábito suyo, pero al final aprendieron a aceptarlo. Así eran las familias, te aceptaban sin importar nada ... a menos que tu nacimiento te haga responsable de todas las desgracias en sus vidas.

Como los extrañaba.

¿Ellos lo echarían de menos? Tal vez estarían felices de no tener una boca más que alimentar, o más competencia en el baño, quizás recuperar el armario ... cuando lo descontaminen de su mala suerte. Finalmente podría ser una familia feliz. ¿Quién es Lincoln? Aquí no vive nadie con ese nombre. Nunca existió.

-Reacciona, chico. –Stan le dio un golpe en la espalda. –El tiempo es dinero, y no tienes suficiente para desperdiciarlo mientras miras un puno en la pared. –Stan se dirigió a la puerta y cambió el letrero de "cerrado" a "abierto".

Lincoln no había visto muchos clientes desde que comenzó a trabajar junto a Stan, pero según él, el lugar se volvía más activo durante el verano. Los turistas no dejaban de entrar y salir por la puerta, y dejar todo su dinero en cada una de las cajas que habían repartido por toda la cabaña. Incluso había un precio para sorprenderse, y otro para quejarse. Y no le sorrendería encontrar una caja con un precio por respirar.

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