Gravity loud capítulo 7

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Capítulo 7

-Buenos días, Lincoln. –Mabel estaba sentada en el espaldar del sofá que utilizaba como cama. La niña lo miraba fijamente con una sonrisa repleta de metal mientras mantenía una hoja de papel en su mano y se lo enseñaba. –Éste eres tú. –Señaló a un niñito sonriente frente a un gran bosque mientras extendía los brazos al aire. –Y ésta soy yo. –Señaló a una niña igual de sonriente que sostenía un cerdito y utilizaba lo que parecía ser un vestido hecho con gatitos vivos que sonreían y maullaban por todos lados. –Y esto son gofres. –Y a ambos les caían waffles del cielo.

Lincoln estaba en un punto de respuesta con algún comentario ingenioso nacido de la experiencia de vivir con doce chicas; dos de ellas que de vez en cuando estuvieron en su cama cuando despertaba. Seguramente hubiera logrado decir algo para comenzar una plática amistosa con Mabel, como muchas mañanas antes, pero en lugar de eso, sintieron los restos de aquellos recuerdos del día anterior colarse en su cabeza. Recordó las palabras atrevidas de Mabel mientras jugaban al póker, y la forma en que comenzó a quitarse lentamente la ropa ... del mismo modo que el tacto de sus dedos en.

-Así que todos los chicos se despiertan así. –Mabel miraba una parte específica de su cuerpo bajo las sábanas, y Lincoln se envió inmediatamente mientras se cubría la parte más traicionera de su cuerpo, y la única cuyo castigo solo le traería placer. Intentó no pensar en lo mal que lo anterior había sonado dentro de su cabeza y se concentró en buscar una salida que le permitiera mirar a Mabel a los ojos sin pensar en su lengua sobre su cuello.

-La pubertad. –Genio.

Mabel sólo se encogió de hombros mientras se dejaba caer de espaldas y terminaba de cabeza en el asiento mientras sus piernas se sujetaban del espaldar. –¿Quieres jugar a algo antes de tener que cortar leña?

-Yo ... um ... tengo que ir al baño, Mabel. –Le costaba hablar con ella mientras sentía como su interior hormigueaba. Lo que sucedió el otro día ...

-Entonces eso. –Señaló unas pisas sobre el escritorio junto a la puerta. –Tío Stan comió una bolsa de frituras de chile anoche y ... creo que entiendes.

Y toda la basura adolecente y problemas emocionales quedaron enterrados bajo el profundo miedo de entrar al baño después de una noche de frituras de chile. Lincoln había vivido con Stan el tiempo suficiente para entender que las frituras y el viejo se llevaban muy mal, y el excusado era siempre quien pagaba el precio. Ni siquiera era un ser vivo, y Lincoln ya sintió lástima por aquella vieja taza de mármol y todo el desinfectante que debería que utilizar.

-No tardes mucho ... Es mejor aprovechar toooodo el tiempo que tenemos, Lincoln. –Mabel lo miró con ojos entrecerrados. Si esas palabras significaban algo más, entonces no podía saberlo. Sólo sabía que se sintió incómodo al estar en la misma habitación con ella. Los recuerdos del día de ayer aún no se le despegaban, y fueron los causantes de que una S gigante casi lo aplastara, eso y una cabeza de cera que rodaba por el techo y le deseó los buenos días. Pero no iba a hacer caso a la locura que parecía estar consumiendo su mente lentamente.

-Espera ... quizás ni siquiera seas real, ¿Por qué deberías sentirme raro por esto? Todo está bien. –Se paró de un salto con una erección aun en los viejos pantalones de algodón que utilizaba para dormir.

-Um. –Mabel miró aquella parte con una pequeña sonrisa sin decir nada.

- Alucinación. Alucinación. Alucinación. –Una muy parecida a su hermana Liberty cuando se quedaba viéndolo de formas que se ganaban una amonestación por parte de Linka y uno que otro viaje a un psicólogo infantil. –¡Ya deja de hacer eso! –Se inclinó sobre sus rodillas y se cubrió la entrepierna.

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