Gravity loud capítulo 14

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Capítulo 14

Había una razón para ser conocido como "El hombre del plan". Lincoln Loud siempre tenía tres planes bajo la manga en caso de que los primeros diez fracasaran, siempre estaba preparado para todo. Y Linc Withe no sería la excepción a todo lo que había sido Lincoln Loud. Ya sean locura o realidad, Gravity Falls estaba lleno de misterios sin resolver, y Linc no sería quien los resolviera; Linc sería quien sobreviviera a ellos.

Linc no tenía ningún tipo de curiosidad por los misterios y sucesos extraños que parecen rodear el pueblo, quizás ni siquiera sean reales, eso explicaría porque las personas parecen actuar de forma tan cotidiana frente a ellos. Casi como si las memorias de lo extraño fueran totalmente borradas de su cabeza y eso impidiera que todo saliera de Gravity Falls. Pero también estaba Mabel, cuya presencia ya había sido comprobada por Stan, o Stan cuando le gritaba cosas como "Linc, toma la escoba y ahuyenta a esos duendes de la basura". También estaba la cabeza de cera que seguía rodando por los ductos de ventilación y lo saludaba de vez en cuando.

Otro tema a discutir era el Diario número 1. Sus palabras podrían no ser tan locas como creyó en un principio, y por eso mismo tenía algo que hacer aquella noche. No se iba a engañar más, lo que tenía planeado hacer no era algo que fuera a hacer por justicia, o porque por fin se convenciera que fue a dar con el pueblo más loco y fuera de lo normal del mundo. Lo haría porque le desagradaba.

El portal al mundo oscuro que se encuentra en la escuela daba fortuna y buena suerte a quien le ofreciera sacrificios. Linc desconocía si eso era verdad, o si no se lo abría imaginado como una forma de liberar todo su odio hacia referencias como la suerte y la fortuna, simplemente quería que desapareciera. Todo lo que necesitaba era el marcador rojo, pero no podría meterse de escondidas a una escuela sólo con un marcador rojo. Eso hubiera sido fatal, y ahora podía verlo claramente.

Es por eso que poco a poco había preparado una mochila con todo lo que podría necesitar para lograr su objetivo, también le había estudiado el mapa del pueblo donde se señalan los puntos de gravedad. Había comparado ese mapa con otro más actual que le pidió a Wendy bajo la excusa de poder orientarse mejor por el lugar y había copiado todos los puntos de gravedad, más otros lugares que podrían ser peligrosos después de repasar las notas y memorias del autor.

Pero otra vez, quizás el diario fuera basura lista para ser procesada, reciclada y reutilizada como papel de baño destinado a correr por las cañerías. O podría ser una guía para entender un poco más el pueblo en el que ya estaba listo para pasar el resto de sus días detrás de una caja en una trampa para turistas donde tendría que limpiar y cortar leña por siempre. Un destino mejor que vivir en la casa del perro mientras es usado e insultado por sus padres y hermanas.

Que sus padres vivieran sus vidas orgullos de sus doce hijas, y que sus hermanas brillen en el mundo con sus talentos. Todo lo que quería ahora era tranquilidad y vivir su vida con su nueva familia. Y eso es lo que iba a hacer una vez solucionado el problema con aquello que le causa tantas molestias.

¿Coincidencia o mala suerte? De un modo u otro dio a parar a ese armario de la limpieza y escondite para adictos al porno, e iba a destruir esa cosa aunque tuviera que volver a arrastrarse por esos ductos de ventilación con Borita lamiendo sus pies.

Su nueva vida iniciaría cuando comprobara su estado mental.

Otro tocón salió volando en cuanto bajó el hacha. Hace tres meses nunca hubiera creído que podría cortar diez lechos por si sólo, y ahora se siente realmente orgulloso de poder hacerlo con menos sudor del que tenía cuando lo logró. Y ya no tenía que preocuparse por latas de cerveza voladoras que chocando contra su cabeza.

-Hey, mira lo que encontré, Linc. –Mabel bajó saltando por las escaleras de la cabaña. Desde que pudo dar un paso fuera de ese lugar no ha perdido tiempo para saltar y bailar por todas partes. Literalmente la vio bailando en el techo, de no saber que puede flotar en el aire se le hubiera salido el corazón del miedo. –Necesitarás esto. –Le pasó una vieja linterna de mano un poco pequeña. –Todavía funciona, pruébala, Linc. –Le gritó mientras sus hombros comenzaban a temblar de emoción.

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