Gravity loud capítulo 15

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Capítulo 15

Toda la basura estaba esparcida por la cocina. No era sólo la bolsa que había tirado esa mañana, sino todo el contenido del bote de basura desparramado por el piso. Stan había hundido las manos hasta el pegajoso fondo de aquel viejo bote de basura y había escarbado entre la porquería que él mismo arrojaba sólo para encontrar aquello que hace una semana había estado tan desesperado por destruir.

El diario de su hermano Ford. El primero que escribió y que contiene sus primeros pasos y descubrimientos por Gravity Falls. Tener ese diario en la cabaña representaba un gran peligro, no sólo para él, sino para todo el que entrara. Lo mejor había sido tirarlo para nunca tener que volver a verlo. Quizás en la planta de reciclaje podría encontrar alguna forma de convertirlo en papel reutilizable y sin ninguna clase de contenido cuestionable.

Pero a la vez era lo único que le quedaba de su hermano gemelo. Stanford había partido poco después de los horrores de hace un año y no había vuelto a saber nada de él desde entonces. Y quizás no volviera a verlo lo que le restara de vida, y no sólo por su despedida. Le gustara o no, ese diario era parte de su hermano.

Y no le gustaba para nada esa porquería repleta de ocultismo y mapas extraños. Había vivido treinta años sufriendo sólo por uno para que luego todo se fuera al infierno de la peor manera posible.

Arrojó un montón de basura con violencia contra el refrigerador. Todo su cuerpo estaba cubierto de sobras de comida y restos de adornos baratos, pero no había ningún diario en ese montón de basura. Se apoyó contra la mesa y respiró pesadamente mientras trataba de recordar si fue en esa bolsa de basura donde lo había tirado y no la anterior, o si se había equivocado de bote de basura.

O quizás esos malditos duendes tuvieran algo que ver. No, el seguro que Stanford había creado para los diarios antes de partir debería mantener alejado a cualquier criatura sobrenatural ... ¡¿Por qué mierda no pudo destruirlo en lugar de asegurarlos mejor ?! Sin importar lo listo que fuera Ford, había veces en que era un completo estúpido.

-No entiendo ... –Otra posibilidad era ... ella. -No. Es imposible. No puedes tocar el diario, y aunque así fuera, no puedes salir de aquí. –Le habló a la nada en la cocina, pero estaba seguro de que podía escucharlo claramente. Siempre estaba escuchando, lista para saltar y hacer su vida más miserable.

Al menos Lincoln no debería que lidiar con eso. Todavía se debatía si había hecho lo correcto al traer al chico, una parte de él sintió que lo mejor hubiera sido forzarlo a ir con la policía, o simplemente hacer una llamada anónima y que ellos se encargaran. Diablos, incluso pudo haberlo dejado ahí, no era su problema.

No podía.

La imagen de Lincoln en el callejón había sido como verse en un espejo poco después de que lo echaran de casa por echar a perder el trabajo de Ford. Totalmente desvalido y sin saber a dónde ir. Pero claro, él al menos tenía edad suficiente para cuidarse por si miso; Lincoln era un niño de once años confundido y totalmente deprimido. Si lo hubiera dejado ahí lo más seguro es que hubiera muerto congelado en cuando el frío lo hiciera perder la conciencia.

Más tarde debería que revisar las noticias de Michigan por la red, quizás pudiera saber algo más sobre el caso. Lincoln podría no estar listo para hablar de eso después de todo, pero de haber sido algo pequeño ya hubiera lloriqueado por regresar a los brazos de su mami. En cambio se lo veía a terrado ante cualquier pequeña mención sobre su lugar de origen, así que dejó de hacerlas.

-¿Perdiste algo, Fez? –Mabel apareció en cuclillas sobre la mesa. –¿De casualidad es de este tamaño y tiene una linda mano con seis dedos en la portada? –Formó el tamaño del diario con las manos mientras se reía un poco. La inocencia de su risa le partía el corazón a Stan, pero no iba a dejar que lo viera.

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