XIII.

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Capricornio tiene que levantar ambas manos para evitar la fuerte ráfaga de aire y agua que lo recibe cuando las puertas de la entrada se abren. Tanto Virgo como él habían corrido cuando, tras haber llegado a la sala principal para iniciar su búsqueda, escucharon el totalmente discordante sonido de lluvia cayendo a cántaros, y no sólo eso; había un enojado retumbar que venía del cielo acompañado de una luz que parpadeaba iluminando la oscura bóveda por segundos. Las ventanas de vidrio se estaban sacudiendo por la intensidad de los vientos y las puertas de la entrada, tan pesadas de manejar, se habían abierto de par en par de un solo golpe. Era como presenciar un huracán en pleno accionar, no, Caoricornio se corrigió: esto era un maldito huracán que salió absolutamente de la nada.

Virgo gruñe cuando su traje empieza a empaparse inevitablemente con las chispas de agua, su cabello sufriendo el mismo destino. —¿De dónde rayos salió esta tormenta? Desde el día que llegamos no he visto caer ni una sola gota de agua de ese cielo plastificado.

—Y no es una simple tormenta... —Capricornio se asoma ligeramente, solo para ver como el viento estaba arrasando los arbustos de rosas como si de simple papel se tratara, los pilares de las glorietas ubicadas estratégicamente a lo largo del jardín parecían sufrir intentando mantenerse firmes. De momento la mansión parecía el lugar perfecto para asegurarse de cualquier peligro, pese a que las ventanas tronaban de forma escalofriante a cada trueno que resonaba. —Si empeora será peligroso salir allí afuera, cualquier cosa nos podrá golpear.

—Imagino que eso incluye los rayos. —Capricornio retrocede un paso para volver a salvaguardarse, y con el rostro angustiado gira la testa para observar a Virgo. —Es como si el cielo estuviera enojado.

—Me parece una locura que no hayamos podido escuchar nada de esto estando adentro, ¿la música estaba tan alta?

Virgo asiente, de acuerdo con él, aunque desconocedor de la hora exacta en la que el clima había tomado tal giro brusco. Si se fijaba en la cantidad de cosas destruidas en el jardín, podría deducir que era reciente. Pero aún así, esa idea inevitablemente le causa un escalofrío,  porque... ¿acaso esto se pondrá peor?

—¿Crees que Aries, Sagitario o Tauro estén allí afuera?

—Espero que no, y si lo están, debieron refugiarse en algún lugar.

—¿Qué haremos entonces? ¿Nos arriesgamos?

Virgo se muestra cabizbajo, los engranajes en su cabeza funcionando mientras se muerde la uña del pulgar. —Podríamos esperar un poco, quizás están dentro de la casa, quizás... alguno de los otros los encuentre antes.

Capricornio chasquea la lengua, inseguro, desviando su mirar a la silenciosa ninfa que hasta el momento no había intervenido de ninguna forma y parecía ignorar la situación allí afuera.

—¿No puedes hacer algo para verificar si alguien está allí, en la intemperie?

La ninfa no se mueve ni un milímetro cuando contesta, con la misma voz calmada y monótona que todas las demás compartían. —Somos capaces de sentir las presencias de los jóvenes amos en todo el territorio existente, sin embargo, hay algo bloqueando nuestra capacidad de ubicarlos en nuestro radar. La única forma es que el joven amo Sagitario, el joven amo Aries y el joven amo Tauro sean capaces de invocarnos por su propia cuenta.

—Bueno, eso confirma que definitivamente algo raro está pasando aquí.

—Espero que no se trate de tus admiradoras locas otra vez, su plan definitivo para llevarte con ellas.

A Capricornio le recorre un estremecimiento, no gracias al frío viento.

—N-No me lo recuerdes.

—Entonces, eh, disculpa por preguntártelo recién, pero, ¿cuál es tu nombre?

Stellae Academy ( Zodiaco / BL )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora