X.

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Virgo se mantiene de pie en las puertas del salón de baile, con las manos unidas y la vista fija al frente, hacia el pasadizo que ha tenido que atravesar minutos antes para llegar hasta allí. Dentro de la habitación fluye el eco de algunas voces, mezcladas con la música y él sabe que quizás debería entrar ya, pero no lo hace, porque está esperando a alguien. Se impacienta cuando la hora en el reloj que abraza su muñeca indica que su acompañante está tardando y está a punto de exhalar con cansancio cuando el resonar de pasos apresurados lo hace elevar la cabeza.

—¡Lamento la tardanza! —Exclama Piscis, cesando su andar cuando se encuentra a pocos centímetros de Virgo. —Me encontré con Aries en el camino, buscaba a Libra. ¿Tu no sabes dónde está?

Virgo niega con la cabeza. -Quizás ya está adentro. Sin embargo... —Piscis parpadea con sorpresa cuando Virgo da un paso hacia él y sus manos se estiran hasta llegar a su cuello, más específicamente en la parte donde descansa su pajarita; el joven de hebras rubias le otorga un ligero ajuste al moño desaliñado para luego dejar unas palmaditas en los hombros de Piscis. —Deberías preocuparte por ti mismo en este momento.

El muchacho de orbes esmeralda sonríe avergonzado rozando sus dedos contra la parte trasera de su cuello, agradece al cielo que esta vez no siente el rostro calentársele, y mucho más cuando en un momento de lucidez es capaz de apreciar el cómo Virgo está vestido. Se ve bien, no, se corrige, muy bien. Virgo no lleva puesto un traje negro como él, en su lugar, cada extensión de su cuerpo está cubierto en un beige bastante sobrio, inclusive el corbatín; el frac de un solo botón está abierto, mostrando el fajín y una camisa impecablemente blanca. Piscis tose sonrojado, para desviar el hecho que ha estado estudiando más tiempo de lo debido a su pareja y en cambio decide preguntar, vacilante. —¿Crees que... me veo bien?

Virgo parece ser tomado por sorpresa ante la cuestión y entreabre los labios buscando qué responder. —Por supuesto. —Dice, pronto, y extrañamente las comisuras de sus belfos se curvan en una simpática sonrisa. —Te ves mejor que yo, Piscis.

—¿En serio?

—Sí. Y no lo digo solo para agradarte. —Virgo mantiene aquel gesto afable y ante la mirada desconcertada de Piscis le ofrece sujetar su brazo izquierdo. —Aunque me gustaría empezar esta noche contigo, después de todo, tenemos mucho que hablar, tu y yo.

Hay un corto silencio otorgado por Piscis, empleado en corresponder la mirada que los faros de Virgo están ejerciendo contra los suyos, él inhala y exhala con suavidad y acepta, entrelazando su brazo derecho con el que se le es ofrendado.

Las puertas abiertas de par en par son fáciles de atravesar cuando deciden hacer acto de presencia en la sala, las música es más fuerte una vez están dentro y es una melodía alegre que incita a bailar a quien lo escuche, o mínimo, a balancearse en su lugar de un lado a otro. Las luces de cada candelabro están encendidas, aunque el salón tiene suficientes faroles en cada columna aportando más adecuada iluminación. Las ninfas encargadas del cuidado de la mansión, usualmente escondidas, están presentes y a la vista rodeando el salón, pegadas a las paredes y sosteniendo bandejas con copas de licor; sus ojos están cerrados y llevan encima vestidos largos de tul, dorados con incrustaciones brillantes. Todas han sido invocadas por Libra, el organizador de la fiesta.

En uno de los extremos, una de las mesas está siendo ocupada por Capricornio y Cáncer, entretenidos en una conversación lo suficientemente incómoda como para mantenerse tensos en sus asientos, mientras que en la parte central de la habitación unos sonrientes Leo y Sagitario se encuentran bailando algo muy parecido al vals, pese a que no están danzando al ritmo de la música y Sagitario está haciendo girar más de lo debido a un Leo incapaz de contener la risa. Acuario y Géminis están en la mesa contigua a la de Capricornio y Cáncer, bebiendo cortos sorbos de sus copas de vino.

Stellae Academy ( Zodiaco / BL )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora