VII.

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—No sé qué significa ser "ménades", ¡pero suena interesante!

Sagitario observa a la mujer junto a él y al segundo siguiente ya tiene los llamativos cabellos de la misma atrapadas entre sus dedos, jugando con ojos curiosos e infantiles. Ella tiene una corona de hojas, de color amarillas y verdes, sobre su cabeza.

—¡Somos ninfas!

Grita una.

—¡Y nos encanta la diversión!

—Sí, creo que eso de que saben de diversión quedó claro—. Tauro no se ve muy animado, e incluso está confundido.

—¿Son ustedes los doce muchachos del que todo el mundo habla? ¿Están los doce? —Una de las ménades, de piel lechosa y cabellos cobrizos barre la estancia con la mirada, observando a cada uno de los muchachos—. Son todos muy apuestos, dignos de creación divina.

—¿Y dónde está él? —Esta vez la ninfa de cabellos verdes cuál hiedra habla. Es extraña, para los jóvenes, aquella pregunta, sin contar la manera en cómo son estudiados. Las mujeres tienen el torso ligeramente inclinado, el mentón elevado mostrando la curva de sus narices, como si buscaran algo guiadas por el olor.

—Espera, primero tenemos que cerciorarnos de que Ofiuco ya no esté. En ausencia de Afrodita, escuché que lo seleccionarían guardián.

—Yo ya no siento su presencia, el lugar ha dejado de apestar a aséptico.

Virgo frunce el ceño, su botón de alarma interior presionándose ante la pequeña conversación entre las invitadas. —¿A qué han venido?

—Depende... ¿dónde está él?

—¿A quién diablos se refieren?

Esta vez Capricornio interfiere, ligeramente ofuscado. Esta visita y posterior charla sin sentido lo esta poniendo de los nervios.

—Nosotras solo... —La ménade de piel morena calla abrupto su explicación cuando sus orbes tropiezan con la figura estoica de Capricornio, y el muchacho tiene que parpadear sorprendido cuando ve sus ojos antes negros volverse color ámbar, es sólo un segundo, un parpadeo y ya no están. Hay una sonrisa extraña formándose en su rostro y las demás no tardan en seguir su ejemplo— —, dice la mujer, su dedo índice apuntando hacia Capricornio— ¿Cuál es tu nombre?

—Uhm... —Él tartamudea, intimidado por las miradas intensas y el silencio expectante. Los otros once jóvenes se ven tan consternados como él, pero ninguno dice nada, así que responde—. Capricornio.

Hay un gemido ahogado colectivo como reacción, gritos y risas femeninas apoderándose de la sala en seguida. "¡Es él!" anuncian, acompañado con frases de júbilo, manos elevadas al cielo y todas se dispersan, bailando en círculos. Capricornio retrocede un paso, incapaz de mantener esa postura segura a la que está acostumbrado y termina evidenciando su aturdimiento, su cuerpo rígido.

Y no es para menos, no cuando las ménades se acercan a él y se aferran a sus brazos, acarician su torso, lo huelen y desenredan sus cabellos, al mismo tiempo que sus rostros acercan demasiado al de Capricornio, analizando cada mínimo detalle de sus facciones.

—¡Es tan guapo! ¡Tan varonil!

—Y se parece a él, puedo verlo en él. —La ménade de tez morena se interpone ante las demás, le sostiene el rostro con ambas manos y lo obliga a mirarla. —Mi niño—. Susurra, hay una tonalidad melancólica en su voz esta vez y ahí están, nuevamente, ese color ámbar reflejado en sus orbes—. Ha pasado tanto tiempo... No sabes cuántas lágrimas hemos derramado por ti, esperando tu regreso, llorando desde el día en que nos fuiste arrebatado.

Stellae Academy ( Zodiaco / BL )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora