Capítulo 21

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T/N POV

—Quizá debería unirme al club de curling.— Ariana se rió mientras estábamos sentadas en su coche de camino a mi casa para cenar. Frankie y Joan habían vuelto al hotel con un coche por separado. 

—¿De verdad crees que tienes lo que hace falta para ir a los campeonatos?— Dije volviéndome para mirarla riendo. 

—Bueno, al menos si mi carrera musical fracasa, tendré algo a lo que recurrir.— Dijo riendo mientras apoyaba su cabeza en mi hombro. Luego enlazó su brazo con el mío, acercándome un poco más. Mi corazón dio un vuelco. 

—Esto ha sido muy divertido. Gracias por organizarlo.— Dijo, casi susurrando. 

—La noche aún es joven. Todavía queda la cena.— Sus ojos se abrieron de par en par ante la mención de la comida. 

Llegamos unos minutos después a mi casa. Salí del coche muy rápidamente y corrí alrededor del coche, manteniendo la puerta abierta mientras ella salía del coche. 

—Qué caballerosidad.— Mencionó riendo, mientras salía del coche. 

Nos despedimos del conductor mientras se alejaba y me volví hacia la entrada de mi edificio, tratando de encontrar las llaves.

Joder. ¿Me las había dejado en algún sitio?

De repente me di cuenta de que me había dejado la mochila en el coche. 

—Emm...— Me giré hacia Ariana, un poco avergonzada.

—Has perdido las llaves.— Dijo divertida por la situación. 

—Puede que me haya dejado la mochila en el coche.— Me rasqué la nuca, un poco nerviosa. 

—No tengo el número de ese tipo. No es el servicio de coches habitual con el que trabajamos. Déjame llamar a mi madre.— Dijo sacando su teléfono del bolsillo y poniéndoselo en el oido. 

Se alejó un poco, informando a Joan de la situación en la que nos encontrábamos. Parecía que Joan iba a intentar arreglarlo. Me sentí un poco mal ya que Joan ahora tenía que molestarse en hacer todo esto. 

—Vale, mi madre va a intentar solucionar esto. Mientras tanto, tengo hambre así que busquemos un lugar para comer.— Sonrió, enlazando su brazo con el mío y comenzamos a caminar hacia la calle principal para tratar de conseguir un taxi. 

Vi a Ariana deshacerse de su característica coleta alta y colocarse la sudadera con capucha para que la cubriera un poco. Sacó unas gafas de sol y se las puso. 

—Está oscuro afuera, ¿no crees que parecerá un poco raro?— Pregunté divertido por el hecho de que tuviera puestas esas grandes gafas de sol de diseño a casi la noche. 

—Podría hacerme pasar por ciega. Nadie se preguntaría por qué las tengo puestas si creen que soy ciega.— Bromeó. 

—Eso es humor negro, Ari, y de muy mal gusto. Además, nunca he visto a personas ciegas con gafas de sol Fendi. Así que no es pasable.— Dije, riéndome de toda esta conversación y de su extraño intento de justificar las gafas de sol. 

—Vale— Dijo quitándoselas y colocándolas de nuevo en su bolsillo. —Solo no me culpes cuando tengamos que huir de los paparazzi.— Dijo muy seria, falsamente ofendida.  

—Esto no es el centro de Nueva York o Los Ángeles. Además, conozco un lugar estupendo donde no tendrás que preocuparte por ello. Pero por si acaso, ¿seguro que te parece bien ir en taxi?— Pregunté. 

Ella sonrió y asintió en silencio. Finalmente nos conseguí un taxi que pasaba por la calle. 

Extendí la mano y agarré la suya suavemente, entrelazando nuestros dedos. La llevé al otro lado de la calle, donde esperaba el taxi. La miré mientras cruzábamos la calle y se estaba mirando las manos para luego levantar la mirada y mirarme a mí. Me dedicó una sonrisa enorme y genuina. 

Meridian (Ariana/tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora