—No se ponen los tops con los accesorios. Si la gente empezara a meter cuadrados en huecos con forma de círculo, ¿qué clase de mundo sería?— Protestó Ariana al verme meter uno de sus excéntricos tops morados en la maleta, que al parecer estaba "reservada" para los accesorios.—Deja de ser tan dramática, seguirás viva si entra un top en esta maleta.— Respondí mientras cerraba la cremallera de su maleta de accesorios con el top ahora arrugado, mientras la cara de Ariana proyectaba un horror absoluto ante mi acción.
—¿Cómo demonios te las has arreglado para que no quepan todos estos tops en 4 maletas?— Preguntó, incrédula, no impresionada en absoluto con mis habilidades de embalaje. O la falta de ellas, según ella.
—Ariana... ¿has VISTO, la cantidad de tops que tienes, acaso sabes cuántos tops tienes? Apenas tienes nada en el equipaje de los pantalones. De hecho, ¿acaso llevas pantalones? ¿Qué demonios había ahí?— Me reí mientras señalaba todos los armarios abiertos a su alrededor que ahora albergaban perchas vacías.
—¡Sí que me los pongo!— La miré, sabiendo muy bien que era mentira. —...Solo que no todo el tiempo. Además, la mayoría de estas prendas son para mis actuaciones.— Hizo una pausa. —Si te sorprende la cantidad de tops que tengo, espera a ver el armario de mi casa.— Negó con la cabeza, sonriendo, mientras cerraba la cremallera de su última maleta.
Me quedé pensando en cuántos tops se necesitan realmente en la vida.
Di una última vuelta por la habitación por si se había olvidado algo. Por primera vez, vi la habitación limpia y despejada. De repente me di cuenta de que esto estaba sucediendo y que en unas horas ella ni siquiera estaría en la misma ciudad en la que yo estaba.
Mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando encontré una sudadera con capucha doblada en el extremo de la cama.
—Ari, te has olvidado esto.— Dije tomando la sudadera de aspecto muy caro y caminando hacia ella.
—Quiero que te la quedes. Yo tengo una de las tuyas y tú tienes una de las mías.— Dijo y yo había olvidado absolutamente que se había quedado con mi sudadera favorita.
—Esto probablemente cuesta más que mi alquiler de un mes.— Dije examinando la sudadera que me había dejado. No pude evitar sonreír ante su ternura mientras se sonrojaba por haberme ofrecido su sudadera, siendo tímida de repente.
—No seas ridícula. Ninguna sudadera vale más que un día de alquiler.— Respondió, sin entender del todo mi sarcasmo.
—Entonces, ¿me puedo quedar con esto?— Pregunté, ella sonrió y asintió lentamente. —¿Como la custodia compartida de sudaderas?— Pregunté, apartando un mechón de pelo de su cara. Ella se rió ante ese comentario.
—Quédate con ella hasta que te vuelva a ver, así tendremos algo que esperar.— Dijo con confianza, cerrando los ojos ante mi contacto. Me encantaba ver esto. Su comentario también me aseguró que tenía planes de volver a verme y que esto no era una despedida oficial.
El siguiente par de horas antes de su partida, nos habíamos sentado todos juntos; Joan, Frankie, Ariana y yo y pedimos servicio de habitaciones. Joan lo había pedido a su habitación y con la ayuda del disfraz que llevaba al entrar en el hotel, nos trasladamos a la habitación de Joan.
Todos habíamos acordado que yo las seguiría a la salida, haciéndome pasar por la prima sorda y ciega. Luego me llevarían de vuelta a mi apartamento y finalmente se irían al aeropuerto.
Siempre que quieres que el tiempo pase despacio, pasa demasiado rápido. En lo que parecieron solo minutos, habíamos terminado de comer, de hablar, de ver vídeos sin sentido y random en youtube.
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Meridian (Ariana/tú)
FanfictionTrabajar en turnos de noche en un hotel puede resultar muy solitario. Pero una noche no es como tu turno habitual. La reserva de última hora de un grupo de entretenimiento aloja a una estrella del pop muy famosa en el hotel y tiene la posibilidad de...