CAPITULO 24

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Ella Thomson

Siento frio, mucho frio, siento unas manos acariciando mi cara, como pasa sus dedos por mi frente hasta llegar a mi oreja donde agarra un mechón de pelo y lo coloca detrás de esta. Se quien es, podría suponer que fuera Sydney, pero después sé que ella lo que haría seria tirarme un vaso de agua fría en cara en vez de acariciarme tan suavemente como él lo hacía, como Ian Wilson lo hacía.

Abro los ojos y lo miro, miro el morado de sus ojos que brillan como si fueran dos trozos de cuarzo morado, él, cuando se da cuenta sonríe, su sonrisa es preciosa casi nunca sonríe en un cacho de hielo que contesta con monosílabos, pero ahora, ahora veo esa sonrisa de alivio, alivio de que este bien, su pelo esta mojado y cae por su frente cayendo gotitas por su cara y con una mano me acuna la cara y acaricia mi mejilla con el pulgar suavemente y me observa, solamente me observa. Nadie dice nada, todavía no.

Estamos así unos minutos, sin decir nada, con su pulgar en mi mejilla, y solamente mirándonos a los ojos hasta que tomo una bocanada de aire y suelto:

- ¿Qué ha pasado, Ian? - él aparta su mano de mira y en ese instante siento frio, mucho frio, como si lo que necesitase en mi vida fuera solamente su tacto, su cálido tacto. Me mira y da un suspiro antes de hablar.

- Te emborrachaste y saliste fuera y – acerca su mano a mi frente y me acaricia con cuidado – como sé que se cuece en esta cabeza vine lo más rápido que pude y fui a buscarte con los estúpidos de los escoltas te dejaron salir y te encontré tirada en el bosque casi muerta de frio – da una pausa bajando sus ojos de los míos para mirar en el suelo – entonces te traje conmigo en el coche y estuviste un par de días por que al parecer estuviste tanto tiempo fuera que literalmente casi te congelas llame a un médico y no sé lo que te hicieron, pero después me dijeron que si subías de temperatura te pusiera un paño con agua fría en la frente y llevo haciéndolo los dos días que estabas inconsciente – vuelve a subir sus ojos a los míos - y pues ahora te acabas de levantar.

No digo nada estoy intentando recordar lo que paso, y tiene razón solo quería saber quién es esa persona que me apareció hasta que llego Ian, iba a decir algo hasta que aparece Sydney casi tirando la puerta abajo y con un enfado que ya me entra dolor de cabeza con verla

- ¡¡TÚ ERES TONTA!! - ya empezamos - ¡¡Me voy a echar un polvo y me entero que mi amiga se acaba mis suministros de alcohol y que encima se va al bosque con tremenda borrachera que no puede ni caminar y que casi se muere de frio!!

- Si – es la única palabra que me sale porque tiene razón, es lo que ha pasado y no le puedo hacer nada y veo como se le cae un lagrima por la mejilla a mi hermana y eso me mata, no, lo siguiente, casi nunca veo a mi mejor amiga llorar ella no es así, nunca le demuestra cómo se derrumba a nadie, excepto a mí, yo soy su excepción, así que, con un intento de levantarme para abrazarla y decirle que estoy bien, pero Ian sigue ahí preocupado y ve a Sydney y después a mí, recapacita y me ayuda a sentarme.

Cuando por fin estoy en mi sitio solo veo a mi amiga rota, destrozada y seguramente habrá pasado un infierno pensando que me moría, así que lo único que hago es extender los brazos rezando a que me abrazara, y lo consigo, sale disparada hacia mí y se sube encima de mí y me abraza, y justo cuando la tengo en mis brazos se rompe, y llora en mi pecho, llora como un bebe, como si todas sus emociones se descargaran en este momento, como si ya hubiera llegado al límite, como si ya no pudiese aguatar más, sé que lo necesita, siempre lo he sabido, pero igual no dije nada, ella sabía que cuando esta prepara yo estaría allí, siempre estaría allí y nunca me separaría de ella.

- Tranquila estoy bien – susurro para tranquilizarla, en ese momento veo que Ian me dedica un guiño y nos deja solas y se agradezco – No creas que te vas a librar de mi tan fácilmente.

COLAPSO [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora