Capítulo 21

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• Promesa •

Ene se encontraba cansada, sus pies dolían, tenía frío y a pesar de que había comido el día anterior, ahora sentía hambre nuevamente. Se sentó en la vereda de la calle, abrazando sus rodillas y ocultando su rostro entre sus brazos comenzando a sentir ganas de llorar. Estaba a punto de perder la última pizca de esperanza que le quedaba.

—¿Ene?.— Escuchó la inconfundible voz de su novio, levantando rápidamente su cabeza para mirar en la dirección donde había venido.

—Eme...— Estaba perpleja mirado mirando a aquel castaño que le sonreía ampliamente —¡Eme!.— Se levantó apresuradamente.

Ambos comenzaron a correr hacia el otro, hasta fundirse en un fuerte abrazaron soltando suspiros de alivio.

—Mi amor, te extrañé tanto.— Dijo el castaño aún sin creer lo que pasaba.

—Yo mucho más a ti, cielo.— Aclaró antes de aflojar un poco su abrazo para poder besarse apasionadamente.

Ese beso tan anhelado por los dos demostró lo mucho que se nesesitaron todo este tiempo. Ambos comenzaron a derramar lágrimas mientras movían sus labios sintiendo cada delicado tacto del otro.

Se separaron para recobrar el aire, pero eso no impidió que la menor siguiera repartiendo pequeños por todo el rostro de su novio quien no la soltó en ningún momento.

—Lo siento tanto, todo es mi culpa.— Se adelantó el mayor en disculparse, hundiendo su rostro en el cuello de su pareja.

—Todo está bien ahora, sólo no te vuelvas a alejar de mí.— Pidió la castaña mientras acariciaba sus mejillas.

—Lo prometo.— Susurró el castaño. Ella le creyó por completo, sabiendo que al igual iría ahora él cumpliría esa promesa. Juntaron sus narices en un suave beso esquimal mientras la menor limpiaba las lágrimas de su novio —Tenemos que irnos, linda.—

—Sí... ¿pero dónde?.

—Tengo una idea, pero no sé si va a funcionar.

—¿Cuál?.— Lo miró expectante, él sonrió enternecido y completamente felíz.

—Tenemos que escondernos primero para estar seguros, luego te lo cuento.— La acercó con delicadeza para besarla nuevamente, esta vez fue pequeño ya que tenían que encontrar un lugar donde ir.

[...]

Encontrando una casa abandonada con tablas clavadas en las ventanas. Gabian estado todo el día buscando hasta toparse con esta. Les daba cierto miedo pero no tenían otra opción. Eme abrió la puerta trasera con una patada sin llegar a arrancarla.

Entraron notando algunos platos rotos en el suelo y telas de araña en las esquinas. La castaña abrazó el brazo de su pareja con miedo, cuidando cada paso que daba. Se sentaron en unas sillas viejas, tanto que tenían que se rompieran bajo de ellos.

—Ahora sí, ¿cuál es el plan?.— Preguntó brindándole toda su atención al castaño.

—Cómo no podemos ir a nuestras casas, pensé en ir con Destiny...— El mayor estaba quedándose sin opciones, y aunque no le gustara tendrían que hacer eso para poder salir con vida.

—No, no voy a meterla en esto.— Se negó rápidamente, no quería seguir perjudicando a más personas inocentes.

—Linda, ella tiene un compartimento secreto bajo su cuarto, por si algo sale mal.

—¿Cómo lo sabes?.

—Vivía ahí con mis padres antes de que me llevaran a la casa hogar, mi verdadera madre no pensó en eso el día que murió, pero por suerte aún así sigo vivo.— Recordó cuando husmeaba en la habitación de sus padres como buen niño curioso.

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