Sangre

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Kobra Kid

   Aquello tenía que ser una pesadilla.

   Había sangre por todas partes. A sus oídos llegaban gritos amortiguados, pero no conseguía descifrar su significado. Veía borrones de colores que se movían, pero su cerebro no podía procesar lo que ocurría. Sus ojos seguían fijos en ella.

   Hush yacía en el suelo, sobre una gran mancha roja. La sangre no dejaba de manar de su cuello, y se extendía por su camiseta, volviéndola más oscura; salpicaba su antifaz dorado y su pañuelo, manchaba su cabello rubio, y corría por su piel. Kobra se acercó a ella tambaleante, ignorando los disparos que sonaban a su alrededor. Se dejó caer al suelo, y la tomó entre sus brazos.

   Respiraba. Gracias a Dios, respiraba, aunque con dificultad.

   No podía pensar con claridad. Como a través de un velo de sueño, escuchó a alguien gritar su nombre. Parecía su hermano. Pero estaba demasiado aturdido para reaccionar. No podía apartar su mente ni su mirada de la chica rubia ensangrentada que moría en sus brazos.

   Unas manos firmes se posaron sobre sus hombros y le zarandearon. Una voz grave pronunció su nombre una y otra vez, pero no llegaba más que un susurro sordo a sus oídos. Tras un rato, la niebla de su mente se retiró, y fue consciente de que Dust tiraba de él hacia atrás, gritando su nombre.

   -¡Kobra! -gritaba- ¡Apártate de aquí! ¡Métela dentro! ¡Alejaos!

   -¿Qué está...? ¿Qué está pasando?

   Por primera vez, fue consciente de lo que pasaba a su alrededor. Una lluvia de disparos tenía lugar sobre sus cabezas. Los Killjoys, parapetados tras sus coches, disparaban hacia un coche blanco lleno de dracs que al parecer había estado esperando a que salieran para pillarles por sorpresa.

   Le hirvió la sangre en las venas. Aquellos cabrones habían disparado a Hush. La chica de la que estaba enamorado se moría por culpa de unos gilipollas con máscaras de plástico blanco. Apretó los dientes con furia, y con manos temblorosas echó mano a su propia arma, disparando al coche con la esperanza de darle a alguno de los putos dracs.

   -¡Eh! -le gritó Dust, agarrándole con brusquedad el brazo- ¡Deja eso ahora! Poison y los demás se encargan -miró a su hermano. En efecto, aquello parecía haberle quitado la resaca, y pegaba gritos a sus amigos mientras se asomaba de vez en cuando a disparar, intentando que no le volaran la cabeza en el proceso- . Tienes que sacarla de aquí. Ponerla a salvo. Además, ese disparo le ha rozado el cuello y si no detienes la hemorragia, va a morir desangrada.

   Un terror frío se apoderó de él. Joder, ¿cómo se había torcido todo tanto? Hacía unos instantes, Hush estaba riendo, y ahora, se desangraba en sus brazos. Y todo era culpa de BL/Ind, que le arrebataba una gran parte de su vida. Otra vez.

   -Escucha -insistió Dust- . Llévala adentro. En cuanto te muevas, se te echarán encima. Yo te cubriré, pero tendrás que moverte rápido, ¿de acuerdo? -él asintió, incapaz de hablar- Vale. Contaré hasta tres y empezaré a disparar. Después, agarra a Hush y corre. No te preocupes por mí, sólo corre. Te seguiré. Uno... -contó entre dientes- Dos... Tres. ¡Corre!

   Dust se incorporó y comenzó a disparar con su pistola gris. Los dracs, al darse cuenta de que estaba ahí, en medio del campo de batalla, centraron sus disparos en él. Esto dio un respiro a los demás Killjoys, que aprovecharon para recargar las baterías de sus armas y disparar sin miedo a perder la cabeza, pero a Dust no le fue fácil salir indemne. Un disparo le dio en el hombro, otro en la pierna. Pero no emitió más que un leve gruñido, y siguió disparando.

Danger Days I: The Future is BulletproofDonde viven las historias. Descúbrelo ahora