Una de nosotros

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Party Poison

   La niña, inconsciente sobre su regazo, respiraba con dificultad. Era pequeña, no pasaría de los diez años, morena, con una larga cabellera castaña que parecía un halo de rizos en torno a su cabeza. Se veía muy frágil, pero no parecía haber sufrido daños graves por el accidente.

   -Joder, Kobra -comentó Jet cuando hubieron dejado atrás Battery City- , ¿cómo has hecho para atropellarla?

   -¡Y yo que sé! -exclamó el aludido, con los nervios a flor de piel- Salió corriendo de un callejón, perseguida por los dracs, y yo estaba demasiado pendiente de los que nos seguían, y la vi muy tarde. Intenté frenar, pero... ¡Se metió en medio, joder! ¡No tengo la culpa de que ella tampoco mirase!

   -Cálmate, Kid. Nadie te está culpando -trató de tranquilizarle el afro- . Ninguno podríamos haberlo previsto. Aunque me pregunto por qué huiría...

   Party estaba demasiado agotado y dolorido como para intentar participar en la conversación. El dolor sordo de las quemaduras se había mitigado un poco durante la persecución gracias al subidón de adrenalina, pero ahora que había acabado, volvía con fuerza, embotándole el cerebro.

   -¿Falta mucho? -se quejó.

   -Lo siento, hermanito -respondió Kobra, con voz preocupada- . No tenía más remedio que dar un rodeo. Nos estaban siguiendo; teníamos que despistarlos.

   Volvió a quejarse. Dolía. Mucho. Y no estaban más cerca de llegar a casa que de regresar a Battery City.

   El viaje se le hizo eterno. Cálidos regueros de sangre corrían por su espalda, pegándose a su camiseta. Pinchazos de dolor le recorrían la columna de arriba a abajo. Para cuando llegaron al anhelado hogar, apenas podía tenerse en pie, y Ghoul tuvo que ayudarle a salir del coche. Apoyándose en el enano, logró subir las escaleras y se dejó caer bocabajo en el sofá con un quejido, sin fuerzas ni ganas para nada más.

   -Puto cabezota -le regañó Ghoul, sentándose a su lado y revolviéndole el pelo rojo- . Si hubieras hecho caso a tu hermano, si nos hubieras hecho caso a nosotros, esto no te habría pasado.

   -Déjame en paz, enano -gruñó, aunque sabía perfectamente que tenía razón- . Limítate a curarme esto.

   Ghoul se quitó los guantes y le levantó la camiseta para echarle un vistazo a las heridas. Soltó un silbido, señal de que era gordo, y salió corriendo al baño. Cuando volvió, traía un pequeño botiquín (a saber cuántos años llevaba eso ahí) en la mano.

   -Te va a doler -avisó, sentándose de nuevo junto a su cabeza.

   Poison agarró fuertemente la camiseta del enano, y apretó los dientes.

   -Venga.

   La primera gota de alcohol cayó sobre su herida del hombro, arrancándole un grito de dolor. Ardía, como si el mismísimo infierno se hubiera desatado en su espalda. Apretó con fuerza la camiseta que tenía agarrada, en un intento vano de hacer el dolor más llevadero, y trató de mantenerse consciente. Fun se apresuró a posar un algodón sobre la herida, extendiendo y absorbiendo el exceso de alcohol, e intentando amortiguarle un poco el dolor. Aunque el enano intentaba ser rápido y delicado, casi dolía más que le desinfectaran la herida que un nuevo disparo.

   Para cuando Ghoul acabó de desinfectarle la primera herida, estaba temblando y empapado en sudor frío. Había apretado tanto la camiseta de  su amigo que la había dejado arrugada sin remedio.

   -Vale, Pois, tranquilo. Tengo que coserte esto y luego te vendaré. Va a dolerte, pero después sólo quedará una, ¿de acuerdo?

   Asintió, con un nudo en la garganta. Ghoul le apretó suavemente la mano libre para darle ánimos, y comenzó a coser. Pese a que intentó hacerlo deprisa para no prolongar su sufrimiento, cada puntada ardía y dolía como si fueran miles de agujas, no una. Cuando por fin terminó, le vendó el hombro con suavidad, y pasó a desinfectarle la otra herida, en la parte baja de la espalda. Tenía las manos muy frías, lo que, unido al dolor cuando el alcohol tocaba su piel, le provocaba violentos escalofríos. Con eficiencia y delicadeza, Ghoul terminó de desinfectarle, coserle y vendarle, y le dio un leve beso en la frente.

Danger Days I: The Future is BulletproofDonde viven las historias. Descúbrelo ahora