Segundo libro de Gran Prix Mágico. ¡¡NO LEER ESTE LIBRO SIN HABER LEÍDO ANTES EL PRIMERO!!
El Gran Prix Mágico, la competición de magia más asombrosa de todos los tiempos, está a punto de terminar. Sus Doce Elegidos, sin embargo, tienen otras preoc...
Si has encontrado esta historia por casualidad, ¡cuidado! Es la segunda parte de un libro ya publicado en Wattpad llamado Gran Prix Mágico. Si sientes curiosidad por esta historia, te recomiendo que la busques o la web, o bien en mi perfil, y empieces por ahí; de lo contrario, te spoilearás (y mucho).
Si has llegado desde Gran Prix Mágico, ¡espero que este segundo libro te encante! Se van a cerrar todos los cabos que quedan y resolver las mayores dudas de la historia. Espero que lo disfrutes y nos acompañes, a mí y a los Elegidos, hasta el final de esta aventura, que cada vez está más cerca.
¡Muchas gracias por quedarte!
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si no hubiese sido porque llevaba siete años metido en el Mundo Mágico, hubiese creído imposible que tantas personas pudiesen caber en ese carruaje. La carroza parecía de cuento, pintada de azul pastel y ribeteada en oro. En sus cuatro costados lucía el escudo de la Academia de Magia Beauxbatons: una B sobre un fondo turquesa, envuelta en hojas doradas. El escudo estaba coronado por dos varitas cruzadas de cuya punta salían estrellas que brillaban con el reflejo de la luz del sol.
Mientras que por fuera parecía pequeño, dentro podría caber todo el alumnado de Beauxbatons si se lo propusieran.
—Es una lástima que nuestra estancia en Hogwarts haya sido tan deprimente —comentó Phichit junto a Yuri, quien observaba fascinado el elegante carruaje.
—Ya, con lo ilusionado que venías... —Su expresión se tornó triste. Entre las muertes de Mila y Chris, el descubrimiento de que Reyna era Azrael y los diarios de Sergéi Nikiforov que hablaban sobre la forma en que su hermano Igor le manipulaba... habían sido dos semanas de locos.
Solo dos semanas. Por la madre de Merlín.
—No me quiero hacer tantas ilusiones con Beauxbatons —comentó Phichit mientras se sentaba sobre sus maletas—. No vaya a ser que pase algo peor.
—¿Qué puede haber peor?
—No sé... que muramos todos.
Yuri recordó que la fecha límite de la maldición era en marzo, y ya llevaban cuatro días de ese mes. Cada vez le quedaba menos tiempo.
—No creo que sea momento para decir algo así. —Maia apareció entonces soltando sus bolsa de viaje sobre la nieve y se cruzó de brazos—. Y menos delante de ellos.
Señaló con la cabeza sutilmente al grupo que subía por la pendiente: Víktor, Sara y Yurio. Los tres habían perdido a alguno de sus mejores amigos durante esa etapa y se notaba en su andar alicaído, en cómo se juntaban para hablar. Otabek y JJ iban un poco por delante y Jamila y Wendy ya se habían metido en el carruaje junto con los profesores. Los únicos que quedaban eran los aurores, que vigilaban los alrededores antes de despegar.
—No soy tan insensible, Maia —farfulló Phichit, aunque sonaba algo arrepentido por el comentario.
Uno de los abraxans que tiraban del carro relinchó y alertó a Hye Sung, que montaba guardia en la puerta del carruaje. Yuri recordó cómo la noche anterior había invocado un hechizo memori para entender la razones de la muerte de Schoonmaker: había ayudado a Reyna —a Azrael, debía recordarse— a salir de la celda y luego esta se lo había agradecido cortándole la cabeza con una guadaña.
