El último día de la prueba de El Jardín de las Maravillas, los tres Elegidos que quedaban activos en el Gran Prix Mágico despertaron solos.
Tras haber pasado los últimos días juntos, ya fuese en medio de los jardines bajo el fuego de una hoguera, en la posada de lujo que les cedió Pereza o tras la prueba de Lujuria, a Yuri resultó extraño despertar alejado de los otros dos. Recordaba haberse dormido junto a Yurio y Otabek, abrigados por el calor del fuego y las mantas que invocó el kazajo. Para cuando amaneció, no había rastro ni de la pareja ni de los restos humeantes de la hoguera.
Estaba solo.
Algo desorientado, se puso en pie y llamó a Solira. La dríade, como cada vez que alguno de los Elegidos la solicitaba, apareció de entre los setos, como si estuviese formada con sus hojas.
—¿Dónde están Yurio y Otabek? —se extrañó el muchacho, limpiándose las gafas con un paño que siempre llevaba en su mochila—. ¿Dónde estoy yo?
Solira miró a su alrededor con sus enormes ojos.
—En la parte sureste del laberinto. Ira ha preferido separaros antes de su prueba.
Yuri suspiró con cansancio. Las últimas pruebas habían dejado bastante que desear y no le habían parecido tan complicadas como la de Gula —que había supuesto un duro reto para él— la de Envidia o la de Orgullo. Lujuria solo le había costado porque echaba demasiado de menos a Víktor y sus besos, pero había conseguido controlar su deseo.
Después de un par de días más relajado, no tenía muchas ganas de enfrentarse a la última de las psiques. Temía que sería más difícil que el resto, pues la furia solía estimular a Eros, y este llevaba una semana en silencio... ¿Y si despertaba con la última prueba? ¿Y si estaba tan cerca del final de su contrato que tomaba posesión por completo de su cuerpo?
Estaba aterrorizado.
Respiró hondo. Tenía que superarla. Debía superarla. No por la competición; el Gran Prix ya no le importaba. Pero...
Pero tenía que hacerlo.
—¿Sabes cómo será la prueba? —le preguntó a la ninfa, intentando tomar alguna ventaja de donde pudiera sacarla.
Solira se encogió de hombros y sacudió su larguísima cabellera.
—No, lo siento. Y, si por algún casual lo supiera, tampoco podría decírtelo.
Yuri masculló para sus adentros y entonces se dio cuenta de que algo no encajaba a su alrededor. Había poca luz y el sol se encontraba demasiado bajo.
—¿Cuánto tiempo he dormido? —preguntó esta vez.
Solira alzó también la vista al cielo y calculó la posición del astro rey.
—Pues debe ser cerca del atardecer... ¿Las seis, tal vez?
—¿¡He dormido dieciséis horas!? —se sorprendió Yuri. Su estómago rugió como si hubiese decidido que aquel era un gran momento para manifestarse, demandándole comida—. ¿Cómo?
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Gran Prix Mágico: La Final (Yuri!! on Ice)
FanfictionSegundo libro de Gran Prix Mágico. ¡¡NO LEER ESTE LIBRO SIN HABER LEÍDO ANTES EL PRIMERO!! El Gran Prix Mágico, la competición de magia más asombrosa de todos los tiempos, está a punto de terminar. Sus Doce Elegidos, sin embargo, tienen otras preoc...