CAPÍTULO 206: FECHAS

557 101 26
                                    

Por culpa del asalto a la sede de los Sombras y todo el caos posterior, Sara había dejado algo abandonados los libros que le había prestado Il Capitano sobre los abbadons

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por culpa del asalto a la sede de los Sombras y todo el caos posterior, Sara había dejado algo abandonados los libros que le había prestado Il Capitano sobre los abbadons. Una vez las cosas se calmaron y volvieron a trabajar, la italiana regresó a los textos con presteza para estudiar cómo exorcizar a Yuri.

Y no le gustaba.

Para empezar, no le convencía la idea del Ojo de Ra. Utilizarlo suponía que alguien tuviese que sacrificar su magia, y no era algo que le alegrase en absoluto. Sin embargo, era la única forma de expulsar a Cataclismo de Yuri; y ya no era solo cuestión de salvar a su amigo, sino al mundo entero.

Tampoco le gustaban otras partes del proceso, como que otro mago tuviese que entregar toda su magia en el proceso.

—Tenemos otros problemas, además —farfulló Sara con cansancio. Esa mañana, nada más levantarse, había acudido a su cita diaria con Wendy, a la que ahora también se habían incorporado Mickey, Emil, Colin y Penny—. Primero: para eliminar a un abbadon, necesitamos su contraposición. Y no sabemos cómo es.

—El libro que habla sobre los Jinetes del Apocalipsis dice que lo contrario al Cataclismo es la Calma —indicó Wendy, quien ese día llevaba el pelo de un azul celeste e intenso, como si quisiera luchar contra las nubes grises.

—Genial encontrar calma en medio de una guerra —comentó Michele, subido encima de una mesa.

—A eso me refiero. —Sara le dio una palmada en la rodilla a su hermano—. A que va a ser difícil, por no decir imposible, que encontremos la calma que precisamos.

—¿Y cómo hacemos?

—¿No dice nada en esos libros tuyos?

Yurio también se había unido al grupo. Ahora que Otabek estaba bien, aunque todavía en observación, se atrevía a alejarse de la enfermería durante más de media hora. Mientras le hacían unas últimas pruebas al kazajo antes de darle el alta, Yurio aprovechaba el tiempo con el resto de Elegidos para «hacer algo útil», según sus propias palabras.

—No, nada —le respondió Sara—. Solo habla de las contraposiciones, nada más.

—Pues qué mierda.

—Oye, ya vale —le reprendió Wendy—. Es lo único que tenemos.

—Ya es mucho —indicó Colin, que contaba con memoria fotográfica y ya se había memorizado tres libros en veinte minutos. Dones de Ravenclaw, como le gustaba presumir—. He estado mirando este libro y habla de cómo fue la guerra entre abbadons y Antiguos Hechiceros.

Señaló uno de los dos volúmenes que Il Capitano les había entregado: «Guerra entre magos y el Apocalipsis». Mientras buscaba un pasaje, Yurio abrió una bolsa de patatas fritas que compartió con los demás, aunque solo Emil y Colin aceptaron.

—Aquí —indicó el británico mientras se llevaba una patata a la boca—. Aquí hablaban de cómo tuvieron que encontrar cada contraposición. Y habla de cómo invocaron la Calma.

Gran Prix Mágico: La Final (Yuri!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora