CAPÍTULO 215: HERMOSA Y LETAL

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Llevaron a Yuri a la enfermería, donde lo sedaron con la intención de que no despertase en toda la noche

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Llevaron a Yuri a la enfermería, donde lo sedaron con la intención de que no despertase en toda la noche. Así procuraban mantener a Cataclismo bajo control hasta que pudieran expulsarlo, aunque no tenían la certeza de que un sedante pudiera funcionar contra un Jinete del Apocalipsis enfurecido.

Yuko y Takeshi decidieron quedarse junto a él para protegerle, además de un auror senegalés que estaba lleno de cicatrices. A la chica le reconfortaba la presencia de un mago adulto y experimentado, porque, por mucho que los Elegidos confiasen en sí mismos, ella no tenía mucha fe. Seguían siendo estudiantes, algunos de apenas quince años —seguían siendo niños, joder— y no llegarían a ningún lugar con sus aires de grandeza. Quería certezas, no posibilidades.

—Confía un poco, Yuko —le reprendió Takeshi con voz dura. Desde que habían llegado a Durmstrang, se mostraba arisco. La muerte de Tao-hen les había afectado a todos, pero de formas diferentes; a él le había enfadado.

—Quiero confiar en ellos —respondió, sentada junto a Yuri—. De verdad que sí. Pero son... somos críos, Takeshi. ¿De verdad crees que podemos salvar al mundo?

—No estamos solos. —Sus ojos negros se fijaron en ella. Estaban cansados, muy cansados—. Esta no es solo nuestra guerra, es de todo el Mundo Mágico. Ya has visto cuántas personas han venido a ayudar. Hay aurores en cada esquina.

Señaló al otro lado de la puerta, donde el hombre seguía montando guardia. Yuko suspiró y volvió a mirar a Yuri, inconscientes sobre la cama. La última vez que hablaron no le pareció que fuese él, sino ese demonio, ese abbadon que se escondía en su interior. En realidad, no hablaban desde Navidad y lo echaba terriblemente de menos.

Cada día se había levantado con la estúpida rutina de llamar a su puerta para despertarle, pero solo Lee salía de la habitación. Lo había echado de menos de menos en el patio, cuando hablaban hasta altas horas de la noche o se quedaban ellos dos solos practicando después de la sesión del club. Había echado de menos estudiar con él en la biblioteca y ayudarle con algunos trabajos. Había echado de menos su timidez, cómo se escondía cuando una chica le hablaba o cómo se entusiasmaba con cada artículo que encontraban sobre Víktor Nikiforov. Había echado de menos su inocencia, su forma sencilla de vivir, a pesar de ver el mundo de formas complicadas; había echado de menos sus sueños y aspiraciones más mundanos, había echado de menos tenerlo todos los días a su lado. No era su amigo; era su hermano.

Y ahora estaba en peligro. Todos estaban en peligro por una mala decisión que había tomado. Yuko se sentía horrible por haberle acusado por algunas cosas, aunque solo fuese en su mente. En momentos de miedo e incertidumbre, cuando el mundo se desmorona alrededor, es fácil buscar a una persona a la que culpar.

Yuri no era culpable de nada, sino los Sombras: cómo habían tejido una red a su alrededor para atraparlo, cómo esa red lo había terminado cercando esa misma noche.

—¿Crees de verdad que podemos ganar esto? —preguntó en un susurro, sin atreverse a que sus palabras volasen mucho más allá de esa habitación. Le daba miedo que su miedo alcanzase los oídos de la Muerte.

Gran Prix Mágico: La Final (Yuri!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora