CAPÍTULO 213: EL ABBADON Y EL OBSCURIAL

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Azrael llevaba todo ese tiempo observando la Final en silencio

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Azrael llevaba todo ese tiempo observando la Final en silencio. Cada nuevo ataque y reacción la hacían disfrutar más del duelo, ampliaban su sonrisa y le erizaban la piel. Aquel intercambio de hechizos y magia era lo más impresionante que había contemplado en mucho tiempo, fascinada por el poder de ambos magos. Jamás había algo similar: un Obscurial y un Jinete del Apocalipsis enfrentándose.

Quería esperar hasta que estuviesen al límite. Necesitaba al abbadon y al Obscurus, a ambos, así que esperó. Manipuló la jaula austera para que no pudieran detener el duelo desde fuera y se escondió en su interior, invisible a los ojos de todo, imperceptible. Justo cuando ambos se lanzaban con todas sus fuerzas hacia el otro, Azrael intervino. Quería a Plisetsky vivo y a Katsuki al borde del abismo, no que se matasen entre ellos.

Su presencia pasó desapercibida desde fuera, pues la oscuridad del Obscurus impedía al público ver nada de lo que pasaba en el interior. Seguramente estuviesen intentando detener el duelo en vano; tardarían unos minutos en lograrlo.

Y esos minutos, aunque escasos, eran muy valiosos para Azrael.

La magia de Cataclismo y el Obscurus chocaron contra ella, que no sintió el efecto de ninguno de los dos. Era inmune, inmortal, y apenas sintió un ligero dolor cuando la alcanzaron.

El primero en darse cuenta de su presencia fue Yurio, que se detuvo en medio de su vuelo. Se quedó mirándola con la boca abierta por la impresión, las alas negras agitándose como si quisieran huir a cualquier parte, mas no podía escapar de su propia jaula.

La reacción de Yuri fue mucho más sutil. Apartó sus armas de hielo y fuego de ella y sonrió con curiosidad.

—Azrael... —murmuró el ruso, incrédulo—. ¿Cómo...?

—Ha sido un duelo fantástico —le interrumpió ella, aplaudiendo. Clavó los ojos en los de Yurio—. Has estado genial, de verdad. Pensaba que dejarías escapar antes a tu Obscurus, pero ya veo que me equivocaba... ¡Y mira, no te has desmayado!

Posiblemente la adrenalina fuese la razón por la que Yurio no hubiese perdido el conocimiento. Estaban tan impactado que no sabía qué decir.

—Lo he estado observando todo desde aquí mismo —añadió ella, señalándose a sí misma—. Un pequeño hechizo de invisibilidad. Antes de que me digas que no existe tal cosa, te recuerdo que llevo conmigo dos tercios del poder del Heredero; todo es posible, lindo.

Yurio retrocedió unos metros, aunque su Obscurus seguía girando con locura a su alrededor, frustrado porque no era capaz de matar a ninguno de los objetivos que alcanzaba.

—¿Has estado aquí todo este tiempo? —consiguió preguntar. Una estrategia que solía funcionar: ganar tiempo, distraer. Con Azrael no funcionaba; la experta en labia era ella.

—Quería verlo en primera fila. —Sonrió con un encogimiento de hombros y luego se volvió a Yuri Katsuki—. Sobre todo, venía por ti, Cataclismo.

Gran Prix Mágico: La Final (Yuri!! on Ice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora