[013.]

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 Podía sentir las manos de Shinso sobre si cuerpo, en su cintura justamente, siente su tacto y las suaves caricias que los dedos de Hitoshi sobre su piel, siente la ligera presión del cuerpo ajeno, como una invitación para recostarse más sobre el acolchonado sofá, aquello le alerto, haciéndole colocar sus manos sobre el pecho ajeno en un intento por separarse de el.

Habiendo logrado su cometido, sentía su cara arder y su pecho cosquillear, había un revoltijo en su estómago, todavía podía sentir sus labios húmedos y entumecidos debido a la intensidad del beso. Hitoshi noto las manos del rubio tiritando sobre su pecho, así que las tomo entre las suyas dejando un par de caricias y un suave beso en el dorso de ambas. Neito se veía algo ido, sus labios hinchados, ligeramente entreabiertos para ayudarse a respirar mejor y recuperar todo el oxígeno que sus pulmones le pedían.

― ¿Estas bien?... ― Pregunto, un tanto preocupado. ― ¿Fui demasiado rápido? ¿Es eso?

―Dios. ― exclamo, suspirando en una risa nerviosa. ― Estas diciendo cosas realmente vergonzosas. Solo cállate...―Murmuro mientras se deshacía del agarre de Hitoshi para pasar a colocar sus manos sobre las mejillas del chico. ― y mejor bésame de nuevo. ― Algo torpe e inseguro, se movió acercando su rostro al de Hitoshi, pero deteniéndose al no estar realmente seguro de si lograría llegar a sus labios.

El violeta contemplo su rostro dubitativo y entonces tomo las mejillas del rubio de la misma manera en la que él lo hacía, cerrando el espacio entre ellos y besándolo una vez más. 

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―Nei, ya me tengo que ir. ― Susurro el violeta, en un intento de despertar al rubio sin asustarlo, pero este solo frunció el ceño entre sueños. ― Nei, voy a llegar tarde si no me voy ahora... ― Pero lo único que consiguió fue un asentimiento vago. ― Mañana es sábado, así que volveré después de clases y me quedare.

Y es que después de aquella sesión de besos que tuvieron por la noche, descubrió que el rubio aún no se había familiarizado con el lugar, todavía caminaba torpe y con temor de atropellar algo o arruinar algo como sucedió con el teléfono. De todos modos, estaba avisando, el rubio era demasiado orgulloso como para pedir ayuda, así que solo sería un tonto si le preguntara si puede o no quedarse para ayudarlo.

― Deje el desayuno listo sobre la mesa, ten cuidado de no lastimarte. ―Le hablo nuevamente. ― Neito, escúchame.

Se sentía algo estúpido al respecto, pero no podía evitar preocuparse de que el chico se lastimara con algo, y no era porque lo tomara como un tonto, más bien porque él no estaría presente para ayudarlo si ocurría algo.

― ¡¿Qué... mierda quieres...?!― Dijo molesto, con el ceño fruncido y haciéndose un ovillo en el colchón, enrollándose entre las sábanas.

• T R A Y E C T O • [ × ShinMono.× ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora