CAPÍTULO 1 - ÚLTIMO DÍA DE CLASES

919 49 33
                                    

El sol llegó a mis ojos mientras mi alarma comenzó a sonar exactamente a las 7:30am.

Había a un olor muy fuerte a galletas de chocolate recién horneadas entrando por la ventana. Seguro las hizo nuestra vecina, hace las mejores galletas que puedes probar en toda tu vida, lo digo porque varias veces las tomé prestadas de su ventana, para no decir que las robaba. Rayos, eso no va al caso... Bueno, sigamos.

- Joder... tengo hambre - estampé la almohada contra mi rostro.

- Levántate, es el último día de clases. Te estaré esperando abajo - habló Henry tocando mi puerta.

No sabía andar en bicicleta, bueno tampoco tenía, entonces mi hermano me llevaba.

- Ya bajo, dame unos minutos - dije bostezando.

- Apúrate, está haciendo un calor asqueroso - escuché que bajaba las escaleras.

Me vestí con lo más fresco que encontré, alisté mis cosas y salí de mi dormitorio.

Bajé rápidamente las escaleras -Mala idea- Tropecé con mis agujetas que había olvidado amarrar y caí como un costal de papas en un mal momento ya que mi padre estaba ahí.

- Ay mierda, que idiota - quité el polvo de mis rodillas y me levanté.

- ¡Lenguaje, ______! No hagas que te enseñe a como hablar - dijo él con un tono enojado.

Estaba asustada, pero no quería demostrar. En mi mente me veo intimidante y genial, pero creo que cuando me ven parezco un pollo asustado.

- Ehh... sí, buenos días, padre, y lo siento, no volverá a ocurrir - levanté mis cuadernos y los metí en mi mochila.

Intenté no cruzar miradas y estaba dispuesta irme, pero me agarró del brazo. Simplemente me miró con algo de desprecio y me soltó.

Tomé una tostada y una manzana que estaban en la mesa y salí corriendo al automóvil.

Henry me miró con gracia ya que se me había olvidado peinarme. Se burló un rato para luego avanzar.
Le di la manzana y yo me comí la tostada, sabía que no había comido.

Estaban: Víctor, Belch y Patrick.

Victor sólo trataba de ligarme; Patrick hacía bromas sin sentido y Belch era el más tranquilo. Todos ellos -sin olvidar a Henry- solamente piropeaban chicas, lo que me molestaba.

Me senté al copiloto, lo que me salvó de los piropos del rubio.

Llegamos, me despedí y fui a mi directo a mi salón. Me tocaba química y por maravillas de la vida me tocaba con Richie Tozier, mi mejor amigo desde que llegué a Derry.

Él me recibió con los brazos abiertos, no le importó que sea hermana del brabucón del colegio ya que a los demás les da miedo siquiera toparse conmigo. Henry provocó eso ya que una vez un chico por accidente chocó conmigo y luego al día siguiente apareció con un brazo fracturado.

Entré al Club de los perdedores y me recibieron muy bien, aún no entiendo porqué les dicen así, son demasiado geniales y amables.

- Hola, nena - llegó Richie tomándome por sorpresa poniendo su brazo en mi hombro.

Es un poco más alto que yo.

Aún así seguimos caminando.

- Hola, bocazas, ¿cómo amaneciste hoy? - dije en tono cariñoso repitiendo su acción.

- Siento que estoy en un sueño, ¿esto es real? ¿Tú eres real? - restregó sus manos dudosamente limpias por todo mi rostro. Sólo reí y lo empujé.

Solo Un Camino... Gemelos TozierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora