T3 CAPÍTULO 2 - ESO

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Estaba un poco distraída, ellos reían y yo solo observaba el vaso de vidrio que sostenía en una mano mientras que la otra se posaba en mi rostro.

Me sentía un poco extraña y algo observada.

— Es agradable verte después de tanto — la pelirroja me hablaba y la miré confundida — Oh, cielos, lo siento — sonrió — Soy Beverly Marsh ¿Me recuerdas?.

— Dios, sí, Bev, lo siento — me abrazó.

— No hay cuidado, si no hubieras dicho tu nombre no sabría quien eras — reí — Estás igual de linda.

— Gracias, tú igual te ves bastante bien, Bev — puso su cabello tras su oreja.

— Pasó tanto desde la última vez que nos vimos ¿Qué hiciste estos años?  — quise responder, pero el de lentes habló.

— Oigan, hablemos de la bola de nieve que no vino. Ben, ¿Qué demonios te pasó? — llamó la atención de todos.

— De acuerdo, obviamente perdí algo de peso — sonrió con nerviosismo.

— Estás irreconocible, Ben — sonreí.

— Te ves muy bien, de verdad.

— Ahora eres un encanto, eres como todos los futbolistas brasileños en una sola persona — reímos ante el comentario.

— Déjalo en paz, lo estás avergonzando — Ben sonrió más cuando Bev habló.

— Oigan ya, tranquilos, por favor ya basta — sonrió.

— Stanley vendrá o qué — habló Boris captando la atención de todos.

— Cierto, ¿Dónde está? — agregó Ben.

Stan... por dios, él era el que faltaba.

Sentía un vacío en mí, un presentimiento.

— Stan... — musité tratando de recordar.

— Stan... Uris... Stanley Orina, nah es un maldito marica, no va llegar.

— No entiendo por qué te salvaría Stanley, ¿no fui yo quien prácticamente te hizo una cirugía cuando Bowers te lastimó? Santo dios, es cierto — sonreí al recordar a mi hermano.

— Dime que terminaste siendo doctor, Eddie.

— Eras nuestro doctor personal — él me sonrió.

— No, terminé siendo analista de riesgos — respondió.

— Eso se oye muy interesante, ¿Y qué haces? — habló el de lentes.

— Trabajo para una aseguradora importante — Richie se hizo al dormido y nos dio risa a todos — Vete al diablo, púdrete — no perdían el toque.

— ¿Tu trabajo se inventó antes de la diversión?.

No me di cuenta que en realidad los extrañaba bastante, pero aún así sentía ese presentimiento.

—Hey, haré algo y tú sígueme— Bev me guiñó — Yo propongo un brindis — levantó su copa.

— Por los perdedores — la pelirroja chocó palmas conmigo y todos brindamos riendo.

Estuvimos un buen rato hablando y comiendo.

— Cuéntame de ti, ¿Cómo te esta yendo? — me dijo Boris.

Noté que su gemelo nos miraba de reojo, me sentí un poco incómoda.

— Estoy a gusto con mi vida — le sonreí.

— ¿A qué te dedicas? — cuestionó con las cejas ligeramente levantadas.

— Analizo casos policiales y esas cosas — sonreí.

Solo Un Camino... Gemelos TozierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora