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Inocencia. Sólo dos niños curiosos por aprender más allá de la vida.

Izuku y Katsuki. Amigos desde el vientre de sus madres, éstas siendo amigas de toda la vida. Un peliverde y un rubio cenizo, iguales que sus progenitoras. Teniendo muchas cosas en común.

Los dos pequeños niños estaban en la sala de la casa de Mitsuki, mamá de Katsuki. Ambos veían atentos una serie de superhéroes, y admirando por consecuente al mejor de todos, All Might. El menor de ellos era más escandaloso que el otro, sin embargo, su amor y devoción hacía el "símbolo de la paz" (nombre dado al héroe en la serie) era igual de equivalente.

Izuku, menor de los dos, veía sus movimientos mientras sonreía. Katsuki los intentaba copiar para demostrarle a su amigo que era igual de genial que el gran icono heróico televisivo. Saltaba de un lado a otro, esperando que el chico peliverde lo alabara por sus acciones. Eso no tardó mucho en pasar.

El pecoso veía con ojos brillosos y una sonrisa encantadora al rubio. Le decía lo muy genial y bueno que era en todo, mientras que el mayor solo sonreía halagado y muy feliz por lograr su cometido. Tener la mirada de Izuku encima, sólo eso.


















Los dos niños ya tenían 7 años. Izuku recién los cumplía en junio, y pues, el rubio siempre se jactaba de ello. Siempre decía que era el mayor ahí, por ende, el menor debía obedecerle en todo y aceptar ser cuidado como si de una princesa se tratase. Podemos consolidar esas palabras cuando ellos dos jugaban con los otros niños del lugar. Katsuki era un poderoso héroe, Izuku una princesa, o "muñeca de madera", como solía decirle su amigo. Y los otros tres niños, unos bandidos y ladrones que solo dañaban más la ciudad. Como todo buen final, típico cliché, el rubio era el vencedor y como recompensa de su logro, se quedaba con su princesa. Era toda una fantasía. Una fantasía que Katsuki Bakugo iba a cumplir, sí o sí.

Ese día, sus madres decidieron hacer una pequeña comida familiar en la casa de los Midoriya. Todos estaban en el patio, cocinando y preparando todo para tener una amena y maravillosa tarde juntos. Los niños jugaban, corriendo de un lado a otro, creyéndose unos bomberos y que su casa se volvía llamas. Era todo un espectáculo para sus padres.

Katsuki había corrido hasta la parte trasera de un deposito para esconderse de Izuku, silenció su respiración y se quedó bien quieto esperando la inminente llegada de su amigo. Por otro lado, el pecoso buscaba minuciosamente a el rubio. Él sabía que se estaba escondiendo para darle un susto, así que precavido y bien preparado, decidió adentrarse a la cocina para llegar hasta el depósito de su casa.

Caminaba lento y desconfiado. Llegó hasta el depósito y no vio nada ahí. Buscaba dentro de cajas en silencio pero la oscuridad no le ayudaba mucho. Siguió caminando más adentro esperando un grito o siquiera salto por parte de su amigo, pero nada. Temió por ello.

Izuku suspiró derrotado. Iba a devolverse hasta que sintió como un brazo lo jalaba hacía atrás bruscamente, eso fue suficiente para que el menor gritara horrorizado. Sintió como una mano tapaba su boca, y la voz calmada de "Kacchan" le susurraba que guardara silencio. El niño, obviamente, siguió llorando porque esa era su habilidad. Todos lo sabían.


Incluso, ustedes 😔👎🏻.
Okno, ya dejo de romper la cuarta pared. Continuemos.


Katsuki desesperado y algo irritado sin saber que hacer para callarlo, pensó en algo que vio en televisión un vez mientras su madre veía novelas. Quiso ponerlo a prueba a ver si ese método realmente calmaba el llanto.

¡DEKU ES DE KACCHAN! [BAKUDEKU | BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora