IV

7.4K 630 543
                                    

Después de tanto tiempo, Izuku había decidido volver a Japón. Quería ir a ver a Mitsuki, quién siempre estuvo al tanto de su situación y les ayudó a él y a su madre en muchísimas circunstancias, estaba muy agradecido.

Se tomó el tiempo para pensar las cosas seriamente, no quería llegar a un lugar donde sería totalmente rechazado por el maleducado y temperamental Katsuki, pero tampoco quería que eso afectase en la relación que Izuku había conseguido con Mitsuki y su esposo, Masaru.

Todo iba en orden en su vida. Los años siempre pasaron y nunca se detuvieron. Ya Izuku tenía 20 años, legalmente residenciado en Canadá, soltero, con un buen trabajo. Pese a que aún estaba cursando la universidad, decidió posponerla. No había problema en ello, quería algo de vida más calmada, a su parecer.

Katsuki había logrado muchísimas cosas en su país, y tanto así, que estuvo en varias entrevistas televisivas por ser un buen estudiante y su grandioso rendimiento académico. A el rubio no le importaba mucho todo ese espectáculo, pero lo aprovecharía. Había obtenido becas y ayudas por parte de muchas personas, y agradecido estaba.

Su relación con Momo seguía en pie, y pensaba seguir con ella. Una mujer con principios y fundamentos, digna y benevolente, cariñosa e inteligente. Todo lo que Katsuki necesitaba en su vida. Había empezado a amar a esa mujer, y quería continuar su vida junto a la de ella.

...

- ¿Aló?, ahh.. ¿¡EHHHH!?, ¿c-cuando?.- Mitsuki gritó sorprendida cuando escuchó la voz de Izuku, y sobretodo por lo que le había confesado.- ... no me mientas, jovencito.

- Puedo jurarlo. - habló el peliverde al otro lado de la línea.

- ¿En dónde estás?.- preguntó la azarosa mujer.- .. oh, ya veo.. sí, sí.. claaaro..

Y así la llamada finalizó. Izuku se dirigía a la casa de los Bakugo, con la única condición de rentar un cuarto en esa misma casa, no quería irse a un hotel.

~

Eran las 7 p.m.

Todos estaban en la mesa, comiendo tranquilamente, a excepción de Mitsuki que esperaba ansiosa la llegada de Izuku. Ninguno de los dos hombres en la casa sabían de eso, ese era un detalle sorpresa que la rubia tenía con la guardia baja.

Katsuki había terminado de comer, pero se mantuvo quieto en su asiento. Sus padres le miraban interesados, sabía que eso significaba una posible charla y de algo muy importante.

- Me quiero casar.- declaró el rubio serio y firme. No titubeó al hablar.

- ¿¡Ahhhhhh!?.- gritó la rubia sorprendida. Definitivamente, la sorpresa se la llevó ella.- ¿Qué demonios con eso, mocoso?

- Que no soy un maldito mocoso.

- Para mí lo eres aún.

Katsuki inhaló y exhaló varias veces, buscando paciencia en donde no había. Pero estaba más tranquilo porque sabía que su madre podría reaccionar así, y bueno, su padre estaba tranquilo.

- Katsuki, hijo mío. ¿Estás seguro?.- preguntó Masaru calmado y preocupado.- no quiero que te presiones ni te fuerces a nada.

- No sé trata de eso, viejo.- respondió sin más el rubio.

- Tienes mi apoyo.- dijo el adulto. - mi apoyo y aprobación.

Katsuki sonrió de medio lado, su padre era un ser de luz. No entendía como ese hombre pudo casarse con su madre. Es que ni siquiera él mismo podía soportarla a veces.

Tocaron la puerta levemente, y todos dirigieron la mirada hacía el lugar. Katsuki se levantó rápidamente de la mesa para abrir.

- Momo había dicho que vendría esta noche. Iré a abrir.- habló Katsuki mientras se dirigía hacía la puerta.- .. además..  siento que ella va a querer hablar mej... - su voz decayó y su garganta se secó cuando vio que quién estaba afuera de su casa no era su novia. El impulso atacó su sistema, y lo primero que hizo fue cerrar la puerta fuertemente mientras su corazón latía rápido y desenfrenado, el miedo y la sorpresa se mezclaron en su interior y quiso gritar.

- Hijo, ¿s-sucede a-algo?.- preguntó la rubia adulta al ver a su hijo mirar con terror la puerta. No entendía que le sucedía.

No hasta que recordó la llamada de Izuku, y su inminente llegada a su casa. Se levantó rápido de su asiento y caminó directo a la puerta preocupada. Katsuki miró a su madre sorprendido pero no dijo nada cuando fue movido hacía un lado para permitirle el pase a ella.

Miró de reojo, y notó que, en efecto, era Izuku Midoriya quién estaba afuera de su casa con unas maletas y bolsas.

Katsuki se imaginó la posibilidad de la situación, y se marchó descaradamente de ahí sin emitir sonido alguno.























¿Boda o no?

¡DEKU ES DE KACCHAN! [BAKUDEKU | BNHA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora