¿La obediencia es opcional?

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Siempre odio su parte impulsiva fue la causante de muchos regaños y castigos a lo largo de su vida pero esta vez, estaba más que agradecido de haber subido a ese tren solo porque si, porque sintió que debía hacerlo, por supuesto no se arrepiente de nada, de hecho, todo pasaba por algo y luego de la miserable semana junto a una hermosa chica la cual absolutamente no estaba interesado, se encontraba feliz, pleno y satisfecho.
Su madre había vuelto así que apenas lo supo por las hermosas perlas en el joyero que descansaba en la mesita de entrada, fue a su alcoba a saludarla con un beso. Ella casi nunca se encontraba en casa, si no estaba ensayando estaba viajando para promocionar su nuevo trabajo, así que por ende la mayor parte del tiempo eran solo su padre y él. Así que allí nació el enorme placer hacia algunas extravagancias en los diseños del susodicho, claro que eso nunca había preocupado a su padre, creía solo que era un niño muy seguro de si mismo, lo que al parecer ya no cree en definitiva ya que prácticamente lo está obligando a cortejar a una muchacha solo para ahuyentar los rumores que tal vez las mujeres no eran lo suyo.

Así que si, esta era su vida ahora, cuidar apariencias y dejar el estampado por algunas temporadas. Cómo sea, tenía que evitar a toda costa que lo separen de Louis, si tenía que jugar al hombre enamorado de su hermosa novia ante la gente, lo haría. Además con los años junto a su padre, vio de cerca a más de uno así, clientes excesivamente interesados impresionar a las personas, excluyendo a las damas claro, caballeros con los que toda niña soñaba o tenía en cuenta en sus peticiones en medio de un rezo, lastima que ellos jamás estarían interesados. No sería difícil para nada, su padre se había mostrado tolerante ante las confesiones de sus clientes, pero claro cualquiera tendría de atributo la tolerancia y aceptación con miles de millones de por medio gracias a alguna tela exótica con costura fina y bonita.

Después de esos días su perspectiva había cambiado para siquiera preocuparse por lo que ocurría a su alrededor, acababa de volver, no iba permitir cuestionarse por tal vez no ser el hijo y ciudadano modelo, así que fue a la cama, pasó la noche recordando cada mínimo detalle de las últimas 48 horas, atesorando en lo más profundo de su corazón cada sentimiento, cada recuerdo, cada palabra, todo lo que considero lo suficientemente importante como para no ser ignorado, pues quiera o no sabía que de alguna manera todo se intensificó abruptamente, antes, podía ignorar fácilmente el hecho que su cuerpo respondiera casi al instante al toque de su amigo pero ahora se volvió casi como un reflejo, la forma en la que lo veía claramente fue más allá del pensamiento que tan solo era agradable a la vista, es más le encantaba la idea de sentarse horas y horas a contemplar el simple aleteo de las pestañas de Louis y como intentaban besar su pómulo por lo extraordinariamente largas que eran, ese sentimiento que albergaba en su pecho luego de haber hecho una pintura con tanta pasión por horas se encendía con tan solo verlo, se estaba volviendo difícil de suprimir. La revista tampoco ayudó, digo la forma en la que encontraba sublime cada palabra, cada dibujo, cada fotografía, era embriagante la sensación de disfrutar todo eso sin pensar si era lo correcto o no.

Luego de lo que fue una noche extremadamente corta se dispuso a alistarse para el instituto, lastimosamente no podría vivir de recuerdos y palabras bonitas, debía ser alguien o lo que sea.

Bajó las escaleras dirigiéndose a la cocina, no tenía la mínima intención de lidiar con su padre y arreglar otra semana infernal de citas.

- Buenos días señor Doucet-. Saludó una muy dulce Amelia.

Pero por supuesto que ella estaba aquí, otra vez, como los últimos 5 días.

- Por favor, dime Harry, el señor Doucet es mi padre. Y buen día señorita Woolridge-.

Mientras buscaba las benditas madalenas lo más rápido que podía, porque si, me sentía el doble de incómodo. Uno pensaría que luego de una
semana de citas y largas cenas aprendería a llevarse bien con esa persona o al menos intentaría que al ambiente sea el más ameno posible, pero en esta situación claramente así no era, no me mal entiendan por favor, la muchacha estaba hecha de miel y flores del campo, en otras circunstancias habríamos encajados cuál engranajes de reloj pero en esta era imposible.

God knows i triedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora