Esa noche casi no lograba conciliar el sueño a causa de todo lo que estaba sucediendo en ese momento, se sentía incluso más abrumado por el peso que parecía haber poseído su corazón, ni siquiera pintando lograba algo tan fuerte y significativo, imposible de describir, era demasiado pero más allá de lo aturdido que se encontraba, la felicidad corría por cada rincón de su cuerpo, se sentía como un niño al que habían obsequiado el juguete que tanto anhelaba. Pues el pequeño gesto y las palabras provenientes de su querido amigo habían logrado causar un efecto en él, uno que lo dejaba mareado, incluso encontraba hilarante el momento de repetir la escena en su cabeza una y otra y otra y otra vez. De alguna manera todo se sentía diferente, Harry se repetía así mismo que no era nada del porqué alarmarse.
La mañana siguiente llegó muy rápido, se encontraba aún en el suave colchón, si bien el otoño allí no era a como estaba acostumbrado seguía teniendo escalofríos, sin embargo no todos eran a causa del frío, su cabeza seguía divagando sobre posibles escenarios con cierto castaño que lo dejaban muy contento.
Como si sus pensamientos matutinos lo hubiesen invocado, se oyen cuatro golpes a la puerta, sabía que era él, tenía que ser él, probablemente sea el único ser humano que golpea una puerta de la misma forma en cualquier lugar al que vaya, un golpe fuerte, luego otros dos suaves y de nuevo un golpe fuerte.
Lo vino a despertar. Oh que magnífica manera de empezar el día.
Sonriendo se levantó a abrir la puerta, tomó un momento para lograr una cara lo suficientemente seria para ocultar cualquier rastro de alegría que le producía este detalle, se veía más como una mueca pero a quien le importaba.
- Buenos días señor Tomlinson-. Abrió lentamente la puerta, su voz sonaba ronca y profunda mucho más de lo normal, agradeció dentro de si mismo, ya que esta solía causar todo tipo de reacciones en las personas, y debe admitir que le encantaba tener esa pequeña ventaja de producir algún efecto con nada más que su simple pero muy varonil voz.
Theodora se quedó mirando, ¿Conmocionada?, ¿Por qué?, ¿Tenía algo en la cara?, Dios, empezó a moverse cuando notó que sólo estaba en ropa interior.
- ¡Oh por dios!, ¡Disculpa!-. Hable arrepentido mientras estiraba la camisa y pantalón para vestirme lo más rápido que pudiera.
Teodora sólo se limitó a apartar la vista mientras sus mejillas se teñian de un color rojo brillante.
- Lamento haberlo confundido joven, su amigo me había dado las instrucciones sobre cómo debía llamar a su puerta-. Explicó dulcemente la mujer.
Era tan adorable, parecía salida de algún cuento para niños.
¡Le había pedido que lo haga de la misma forma que él! ¿Por qué siquiera haría eso? Es una broma de muy mal gusto. Pensó malhumorado.
- ¿Le dijo eso?-.
- Si joven, también me pidió amablemente que le sirva el desayuno, y comunique que lamentaba no poder estar aquí, tuvo que salir muy temprano por la mañana debido a ciertos asuntos de negocios que debía atender con urgencia, dijo que entendería-.
- Si, muchas gracias, enseguida bajo y ¡Buen día!-.
Theodora sonrió amablemente y bajo al primer piso sin decir nada más.
¡Qué vergüenza!, ¿Por qué razón Louis daría esas órdenes?
Mientras se vestía cayó en cuenta que él realmente salió semidesnudo al encuentro con su amigo y muy en el fondo sintió cierta decepción al ver a la dulce mujer con la cara más roja que una manzana por haberlo visto así.
Lo preocupante fue cuando se imaginó esa misma situación pero con Louis, su pensamientos fueron tan lejos que se obligó así mismo a mantener sus pantalones sobre la tierra y más que nada la mente fría.
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God knows i tried
RomanceHarry es hijo del gran Jacques Doucet y Louis el primogénito de una família adinerada. En una sociedad en donde la homosexualidad es repudiada, ambos encuentran el amor en la flor de su juventud.