El descenso de la soledad.

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Tras las coloridas montañas de la zona de Liyue, una extraña colaboración entre dos arcontes y un "mortal" se hacían en presencia. ambos autoritarios sin conocer el llamado repentino del viajero, acudieron sin ninguna pizca de duda.

El primero en llegar fue el bardo, llevaba consigo una buen viño guardado desde su ascenso a la inmortalidad, cómo parecía ser una buena ocasión para usarla su sonrisa de mejilla a mejilla no paraba de relucir.

– ¿Hmm?, Aether. ¿dónde estás? – Se preguntó Venti mirando hacia los alrededores de la iconica mesa de piedra donde comían los adeptus.

– ¿Venti?, ¿qué haces aquí? –

El pequeño bardo volteo hacia atrás ante tan refinada voz. en ello vizualizo a un hombre de gran altura, llevaba consigo una pequeña tetera cómo dos tazas del mejor material.

– Ah, Zhongli. que sorpresa encontrarte aquí, estaba esperando a Aether, dijo que acudiera lo más pronto posible. – El bardo sonrió ante su presencia, su viejo amigo querido una vez más estaba junto a él.

– Vaya, que causalidad. justamente el viajero me ha pedido que nos reunamos aquí en este viejo lugar. debe ser muy importante si ha querido que hagamos presencia. –

Ambos viejos Arcontes se sentaron sobre la gran mesa. sin presencia de su confidente se sentaron a hablar después de tanto no verse, la reciente despedida de Zhongli hacia su pueblo, la presencia de Barbatos en contra de Dvalin y la batalla contra Osial dónde las siete estrellas de Liyue dieron confrontación y resultaron propiamente victoriosas ganando su indepencia. incluso la inevitable erosión que pronto se acercaba.

Los temas se acababan y con ello mismo el atardecer se cernía sobre las montañas de Liyue, un brillante sol dorado se cerno ante la vista de ambos compañeros. parecía que el viaje de ambos había sido en vano.

Hasta que de pronto antes de retirarse de sus asientos una figura se mostró.
Aether hacia acto de presencia. Venti agradecido consigo mismo corrió a saludarlo sin importar la distancia.

Zhongli por su lado sonrió de la misma forma levemente pero no pudo evitar notar ciertas cosas en su amigo.

Su ropa estaba algo desgastada, había rasguños e heridas que aún no cerraban completamente. una débil presencia eléctrica de su emblema emanaba poca luz violeta.
Habían visto un lado desconocido en su amigo.

– Aether. – Venti lo miró con sorpresa.

– Estoy bien.. vayamos a sentarnos, hay algo importante que debo hablar con ambos. – Paso con pesadez en su voz.

Por rara vez, arcontes y mortales se sentaron en una misma mesa con un propósito desconocido.

– Así que.. ¿quieres un vino? – Sonrió Venti ofreciendo la copa, desbordando un poco.

– No digas tonterías, bardo. por favor amigo mío, un buen té de es lo que debes acompañar con tu.. pollo asado con miel. – Zhongli pronto ofreció el té.

Ambos Arcontes ofrecían la bebida acaparando la visión de Aether sobre su comida, parecía un tema serio, ambos querían que su amigo bebiera la bebida que ambos trajeron exclusivamente para él, llegado a un punto ni siquiera lo dejaban comer. era una lucha por ver quién de los dos era el preferido.

Aether no soportaría mucho.

– ¡BASTA, no beberé ninguno de los dos, ni té ni licor. –

Golpeó la mesa con sus manos, ambos arcontes lo miraron y de pronto el ambiente se torno más calmado.
Eventualmente ambos no dijeron nada, sólo escucharon.

Matrimonio. - GI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora