7.ALAN
Elisa no sale de su asombro, no puede creer que ese sea el hermano de Alma, no puede ser él. No es en absoluto como imaginaba, no se parece a la niña en nada.
Los dos se miran desconcertados sin saber que decir o hacer, cada uno sumergido en su propio mundo de equivocación y falsas expectativas. Alma totalmente ajena a lo que está pasando da palmas cargada de emoción tomando a su padre de la mano estirando hasta unirla a la mano de Elisa.
—Ella es mi mejor amiga Elisa, Elisa él es Alan —les presenta con gran entusiasmo. Cuando sus manos se rozan guiadas por la niña, sienten una punzada de incomodidad y no tardan ni un segundo en soltarse. Alma les mira indistintamente sin comprender porque no dicen nada, cuando de pronto Gucho da un ladrido que hace que los dos pasmarotes vuelvan en sí, ha visto otro perro y empieza a ladrar hasta que Alma le coge de la cara para mirarle fijamente y pedirle que se calle.
—Lo siento... yo... no podía imaginar que eras su hermano... —musita Elisa atreviéndose a dar el paso y hablar— temía que quisieras llevarte su perro...
—¿Tengo aspecto de ladrón de perros? —pregunta sorprendido con media sonrisa.
—Estabas cogiendo la correa sin permiso, no podía pensar otra cosa... —se escusa avergonzada. De nuevo se hace el silencio entre los dos, se sienten incómodos, sorprendidos, cohibidos por la situación, hasta que Alan se atreve a hablar.—Así que tú eres la famosa Elisa con quien mi hermana pasa tanto tiempo... Tendrás que perdonarme pero me he quedado muy sorprendido porque te imaginaba más joven —comenta rascándose la nuca algo tímido.
—Vaya, así que soy vieja...
—No, no me refiero a eso... es que creía que debías tener unos diez años o así. Culpa mía no haberle preguntado antes a Alma...
—Supongo que debe parecerte raro que sea amiga de una niña tan pequeña ¿verdad?
—Lo cierto es que no, la conozco de sobra y se lo envolvente que puede llegar a ser con la gente, espero que no te esté causando muchos problemas.
—En absoluto —corre a decir al darse cuenta de que le preocupa que sea una carga para ella.
—¿Puedo ir un ratito más a los columpios? —pregunta la niña con ganas de seguir jugando. Alan le da permiso y Elisa se da la vuelta para ver cómo se aleja.
—Creo que será mejor que me marche —afirma incomoda.
De pronto no le parece correcto estar ahí, en el parque junto a un total desconocido. Se arrepiente de haber ido, no lo meditó bien. Sabe que saliendo con Peter no es normal quedar con otro chico, por muy hermano que sea de su pequeña amiga y menos con alguien de apariencia tan dura.—Quédate un poco más, mi hermana estaba muy ilusionada con este encuentro y no quiero que lo pase mal. He removido cielo y tierra para poder estar aquí esta tarde.
—A decir verdad, yo tampoco lo he tenido fácil para estar aquí hoy...
—Pues entonces con más razón, quédate un poco más por ella, asi ya se quedara tranquila y dejara de insistir en que nos conozcamos.
—Es que para serte sincera no me parece muy correcto pasar la tarde juntos ya que apenas te conozco —confiesa incomoda sin atreverse a mirarle a la cara. No hace más que mirar hacia los columpios como si estuviese muy concentrada en vigilar a la niña.
—Bueno hasta hace un rato esa era la idea de esta cita ¿no? ¿Qué ha cambiado?—Nada... yo... —murmura avergonzada al darse cuenta de que tiene razón y casi se esta dejando llevar mas por el miedo a la apariencia que tiene que por otra cosa—es solo que no te conozco.
—Pero conoces a mi hermana y por mi no debes preocuparte. Le entristecerá que te marches.
Elisa lo piensa solo un momento, desea quedarse por la niña, pero el aspecto de su hermano, su voz tan ruda y seria le intimidan hasta el punto de empujarle a echar a correr. Mira a la pequeña unos instantes más, la ve reír despreocupada, como tiene que ser una niña y eso la convence para acceder a quedarse un rato, no quiere estropearle la tarde, por mucho que Alan no le guste.
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SIROCCO LOVE
RomanceUn viento de amor inesperado consigue desbaratar la rutinaria vida de Elisa. Ser canguro de una niña sin darse cuenta, tener un pretendiente muy tenaz al que da esperanzas, pero con cautela. Conocer después al padre de la pequeña que cuida y sentirs...