5. Una nota

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A la mañana siguiente Alan tiene que entrar temprano a la universidad, pero antes de irse le da unas indicaciones a su hija que lo observa atentamente de rodillas en la cama.

-No quiero que aceptes nada de desconocidos. Si tienes que sacar a Gucho a la calle hazlo, pero nada de cruzar la calzada, ni de soltarle la correa. No tardes mucho y si alguien pregunta ya sabes lo que tienes que decir ¿Entendido? -advierte mirándola a los ojos fijamente.
-Entendido papi.
-Alan -le recuerda bastante serio.
-Alan -refunfuña ella con gran pesar. Él la observa solo un segundo sintiendo una punzada de remordimiento por el dolor de la niña al no poder llamarle papá. Quiere convencerse de que es una exagerada que no es tan dramatico que no lo llame papá y use su nombre. Sabe que es lo mejor para su carrera por eso sale de casa sin decir nada más.

Tan solo un rato después, Alma está paseando a Gucho cuando repasa en su cabeza todas y cada una de las advertencias de su padre. Sabe que no debería pero no puede evitar pasar al callejón que da a la parte trasera del restaurante donde trabaja Elisa. Le ha dicho que no acepte nada de desconocidos y ella ya no es una desconocida, es su amiga.

Ve la puerta de la cocina, que es una de estas dividida en dos partes, la de abajo está cerrada y la de arriba abierta. Se apoya en la parte inferior y asoma la cabecita.
-¿Elisa? -pregunta al escuchar unos ruidos.
-¿Quién anda ahí? -pregunta Matías saliendo de la despensa. La niña se asusta al escuchar su voz autoritaria y ruda por lo que inmediatamente se agacha para que no pueda verla pero el perro se pone a ladrar. El hombre se asoma un poco y observa al animal-. Ah, otra vez tú -exclama con mala cara- ya le dije a Elisa que no te diese de comer, ahora a ver cómo te echamos de aquí chucho apestoso.
-¡No es apestoso! y tampoco chucho, es Gucho -exclama la niña poniéndose en pie de sopetón defendiendo a su mejor amigo. Matías se echa la mano al corazón dando un salto hacia atras del sobresalto que se ha llevado al verla de pronto.
-Que susto me has dado niña.
-Lo siento... yo no quería... -se disculpa afligida.
-¿Qué haces otra vez aquí? -pregunta el hombre extrañado.
-Yo..., yo... quería ver a Elisa... -murmura preocupada por si no le deja verla. El hombre observa sus vivarachos ojos oscuros y su expresión pesarosa y no le nace echarla de allí, lo habría hecho con cualquier otro pero esa inocente niña le causa cierta ternura.
-Está bien, puedes pasar, pero el perro tiene que quedarse fuera.

Alma da un pequeño saltito de alegría y una enorme sonrisa inunda su cara. Le ordena a su perro y fiel amigo que se siente y le espere ahí y pasa en cuanto Matías le abre la puerta.
-Puedes sentarte, mi hija está en la sala, ahora la aviso -le indica saliendo de la cocina por la puerta que da al salón del restaurante.
Tan solo un par de segundos después Elisa pasa a la cocina intrigada ya que su padre solo le ha dicho que tiene una visita.
En cuanto sus ojos se posan sobre la pequeña no puede evitar emocionarse y se agacha de inmediato para ponerse a su altura. La pequeña baja del taburete de un salto y corre a abrazarla.
-Hola Alma, que alegría verte
Es increíble la conexión que ha nacido entre ellas de la nada y en tan poco tiempo.
-Alan me dijo que no hablase con desconocidos, pero tú ya no eres desconocida ¿verdad? -pregunta aun con ciertos remordimientos al pensar que está desobedeciendo a su padre.
-¿Quién es Alan? -pregunta con curiosidad. La niña duda unos instantes porque iba a decir claramente que es su padre, pero rectifica pensando en que se enfadará mucho si se entera de que se lo ha dicho. En eso no puede fallarle y aunque le cueste a partir de ahora su padre será su hermano.
-Es mi hermano... -afirma bajando la mirada entristecida por tener que mentir.
-No sabía que tenías un hermano... imagino que es más mayor que tú.
-Sí, es mucho más mayor.
-Bueno pues no te preocupes porque ya sabes que no soy una desconocida y siempre que te encuentres sola puedes venir a visitarme -le indica acariciándole la cara son una gran sonrisa de cariño. La niña da un pequeño grito de alegría emocionada por su nueva amiga y la idea de poder ir a verla siempre que quiera. Elisa se pregunta si todos esos instrumentos musicales que vio en el apartamento de Alma serian del hermano.

SIROCCO LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora