Ya habían pasado tres semanas desde aquella última carta enviada, Naruto se sorprendió al ver que esta le había contestado y más cuando fue en agradecimiento, sacándole una sonrisa llena de tristeza pero desde allí intento evitarla a toda costa inconscientemente, cada que la veía junto a Kiba se escondía y si lo llegaban a ver solo los saludaba y se marchaba rápidamente. Le había pedido seguir su amistad pero debía admitir que no se sentía listo y eso le molestaba de sobremanera de si mismo.
Aquel día, había decidido dar un paseo por la aldea, tomar aire fresco y despejar su mente. Necesitaba eso, porque de un tiempo se ha comenzado a sentir extraño, como si no fuera él, levantarse por las mañanas era difícil, ya nisiquiera le emocionaba ir a Ichiraku Ramen y eso hasta a él mismo le preocupo. Sakura muchas veces llegó a su casa preocupada por él y el hecho de que si salía de casa solo era para ir a misiones y luego volver a esta como un ermitaño, pero siempre la evadia.
Así que ahí estaba, paseando cerca del río de Konoha, un lugar hermoso, podía escuchar la risa de los niños como también verlos correr por su lado y hasta saludarlo con admiración, el sonreiria levemente y se sentaría bajo un árbol, metería sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta naranja, cerraría sus ojos y respiraria el aire fresco de la tarde.
Se sentía, por primera vez en mucho tiempo, en paz.
—¡Oe, Naruto!—
Pero aquella paz no podía durarle mucho.
Abriría los ojos y se encontraría de frente a nada más y nada menos que a Kiba y Hinata. Mentalmente maldecia sin parar, quería escapar de allí, correr, meterse bajo una piedra o simplemente que la tierra se lo tragara y así desaparecer y no tener que ver a aquella pareja pasearse por todos lados.
—Hey, Kiba, Hinata— saludaria a medias con una falsa sonrisa mientras se levantaba del lugar.
—¿Cómo estás? ¡Parece como si escaparas de todos! Nadie te ha visto en semanas, ¿te encuentras bien?— Preguntaría un preocupado Kiba, apesar de todo, para el Inuzuka, Naruto siempre sería un gran amigo y le preocupaba su bienestar por supuesto.
—Bien, supongo, no tienes porque preocuparte, solo he necesitado un tiempo para mi— desvía su azulada mirada hacia los ojos de la ojiperla durante unos segundos. Segundos los cuales le parecieron el cielo. —debo de irme, fue un placer encontrarlos, estoy un tanto apresurado— el rubio estaba apunto de irse cuando volvería a escuchar la voz de su amigo.
—¡Hey, Naruto, espera!—
El rubio maldijo por lo bajo y se volvió hacia ellos con una falsa sonrisa.
—Dime—
La Hyūga se había permanecido en silencio, sin saber que decir exactamente y sólo sonriendo suavemente con amabilidad. Aunque admitía que le preocupaba su salud, no sabía si solo era ella pero...lo veía más delgado.
—Hinata y yo queremos entregarte algo—
La azabache se exaltaria al escucharlo y sin esperar que su novio vaya a entregarle eso.
—Ki-Kiba-kun pero si no traes contigo eso, luego se lo entregamos tranquilamente— diria la chica llena de nervios pero el Inuzuka le sonreiria y sacaria de su chaqueta una carta.
—Pensaba entregárselo luego, no hay mejor momento que aquí junto a ti—
El rubio los observaba con extrañeza y curiosidad, aunque por otro lado, movía su pierna en desesperación, deseaba irse.
Extrañamente tenía el presentimiento de que algo malo iba a pasar.
—Esto te va a sorprender porque es muy repentino pero como has estado muy desubicado no te lo habíamos podido decir pero bueno, es mejor tarde que nunca— se ríe y le extiende la carta.
El rubio la miraría con extrañeza, para luego tomarla y abrirla, así leería su contenido. Abriría su boca sorprendido y sus ojos se abrirían sin poder creer lo que estaba leyendo y por un segundo creía que se caería al sentir sus piernas temblar.
—¡Hinata y yo nos casaremos!— diría con emoción el Inuzuka mientras le daba un pequeño abrazo a la Hyūga, la cual miraba al rubio con preocupación.
El chico tragaria, intentando tragar aquel nudo que se había formado en su garganta.
—E-eso...es estupendo— diría sonriendo, una de las sonrisas más falsas que el ha dado alguna vez, una sonrisa que no llegaba a sus ojos. —Felicidades chicos, lo merecen—
—Muchas gracias, la boda será en dos meses, así que tienes tiempo para prepararte—
—E-esperamos verte a-allí— diría esta vez en un susurro la Hyūga.
El ojiazul la miraría brevemente y asentiria.
—Por supuesto...allí estaré, ahora si, me voy y nuevamente felicidades— así, el rubio se daría la vuelta y se alejaria de ellos, sintiéndose más destrozado que nunca y una presión en el pecho evitaba que pudiera respirar correctamente, así que se dirigiría corriendo hacia su casa, al llegar, entraría y caería al piso llevando sus manos a su pecho y respirando entre cortadamente, no sabía que le estaba ocurriendo pero se encontraba hasta temblando.
Lágrimas bajaron por su mejilla inevitablemente y estas siguieron bajando sin poder lograrlo. Sentia como todo en el se rompía y solo podía repetir aquellas palabras una y otra vez en su mente.
¡Hinata y yo nos casaremos!
Unas simples palabras que lograron destruirlo, al gran Naruto Uzumaki.
Unas simples palabras lo derrotaron y sentía como moría todo en él y fue allí donde supo que jamás volvería a ser aquel chico que siempre sonreía, allí supo que la vida jamás sería justa y que no sólo le tocó perder a sus padres y a su maestro, si no también le tocó ver como perdía al amor de su vida.Y fue allí donde se preguntó, ¿Qué sentido tenía seguir viviendo una vida llena de soledad?
Pero allí se quedó, llorando y odiandose por haberla perdido, porque si, era su culpa. Y la vida sigue y seguiría pasando y lastimosamente el no podría hacer nada, porque por primera vez en su vida, se había rendido.
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Sinceramente, este capítulo salió muy espontáneo, yo tenía otra idea la verdad pero a último minuto cambié todo, igual aún faltan unos pocos capítulos para terminar la historia, o eso creo.
Espero les haya gustado este capítulo, es algo triste pero, idk últimamente yo estoy triste y esto es lo que sale JAJAJAAJAJAJA.
Bye bye, bonit@s
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Carta para mi amor imposible || NaruHina
FanfictionFinalmente tome el valor de renunciar a ti y eso aunque me duela, es lo mejor y me hace sentir orgullosa de mi misma. Adiós, Uzumaki Naruto.