Les voy a contar algo de mí y espero que de ahora en más puedan comprenderme. No pretendo que entiendan toda mi vida, porque yo al día de hoy no entiendo de qué va. Siento que llevo solo veintiséis años de mi vida y he vivido de todo. Pero cuando digo de todo, es de todo. Nací en una familia con mucho dinero de Madrid, fui la niña perfecta y bella que todos querían que fuera. Fui modelo y me acosté con el mejor amigo de mi papá. Todo así, sin más. Y cuando menos me lo imaginaba, cuando mi vida estaba lista para triunfar, mi madre decidió divorciarse de mi padre.
Sí, la muy cabrona. Enfadada por una aventura que él estaba teniendo, le gritó de todo y nos marchamos a Estados Unidos. ¿Y saben que se olvidó mi mamá en ese enojo? ¡Sí, el dinero!
Así que dejé ser la niña rica y bonita para ser la rara que hablaba en otro idioma y pobre. Pero ustedes se están preguntando, ¿cómo llegué a lo que estoy ahora? ¿Cómo terminé aceptando hacer lives haciendolo con mi compañero de departamento por dinero? Bueno, les voy a contar la historia.
Pero, ojo, me tienen que prometer no juzgarme. Aquí hay una historia muy larga y muchas metidas de pata. Muchas oportunidades en donde me porté de lo peor y merezco un golpe, pero esperen al final. ¿Me lo prometen?
Seguro que no, ni siquiera yo me perdono.
Mi problema principal en aquel momento era mi nuevo compañero de departamento, roomate, como le decían en América. Mi actual novio, Joel, se había ido de viaje de negocios a Nueva York y me había dejado su departamento. Obviamente me obligaba a pagarlo mientras él no estaba (que, vamos, estaba bien) y quedaba muy cerca de la editorial en la que trabajo. Además tenía todo un ambiente muy bohemio que me encantaba, se podía ver el puente desde donde estaba y a la gente follando en las ventanas. Cosa interesante, aunque no era lo mío.
Tyler, así se llamaba el bastardo. Era el mejor amigo de mi novio y compartían un departamento lo suficientemente grande como para vivir sin vernos las caras. ¿Alguna vez han jugado al GTA? Bueno, Tyler tenía aspecto de pandillero principal y me miraba como si en cualquier momento me fuera a pedir la cartera. Tatuajes en todo el cuerpo, influyendo el rostro, mirada penetrante y casi siempre andaba con gorro por más que fuera verano. Hablaba raro por teléfono y le decía 'niga' a sus amigos incluso cuando no tenían color de piel.
La verdad es que me daba un poco de miedo su actitud, porque temía que fuera a darme droga, obligarme a llevarla de un lado al otro o algo peor. ¿El problema? Sí, ya lo saben, estaba buenisimo. Pero buenisimo de verdad. El muy maldito solía quitarse la camiseta frente a mi sin ningún motivo, para que yo empezara a babear y me quedara como tonta pensando porque tenía novio si me moría por sus huesos.
Él lo sabía, se le notaba en sus expresiones y jugaba un poco conmigo. Yo, no lo niego, me dejaba jugar y terminaba acalorada jugando sola en mi cama tapandome la boca con cualquier cosa. Una vez me robé una de sus camisetas. Sí, ya lo sé. Me llevé una de ellas y me la puse para dormir. Tuve un sueño muy bueno, pero no lo contaré.
Hablaba como un criminal, de cosas extrañas y llevaba a altas horas de la noche. A veces llegaba y yo estaba mirando netflix en el único televisor grande del departamento y nuestras miradas se encontraban por un largo rato hasta que él se marchaba. Casi ni hablaba conmigo y comía solo, nunca me preguntaba que quería o que necesitaba. Y cuando finalmente me hablaba, me trataba mal.
Así que cuando empecé a comprender que no le caía bien decidí dejar de intimidarme por él e ignorarlo. Parecía que eso a él le gustaba y me perseguía. Vivía un mundo bastante entretenido entre el tira y afloje de un desconocido.
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La sala caliente +18 [Editorial Scott #1.2]
ChickLitLaura no está ganando tanto dinero como cree en la editorial y cuando le comenta a su compañero de departamento (a quien odia con toda su alma) juntos deciden entrar a una página de cámaras hot en donde los usuarios les proponen hacer todo tipo de c...