La cámara de la notebook se prendió y el color rojo me dio nauseas, pero aun así lo soporté porque creí que podía con eso. De hecho, podía hacerlo y me sentía cómoda y segura. La sensación de hacer lo que otros querían también me tenía un poco nerviosa, pero Tyler comenzó a tratar de relajarme. Creo que logrando eso también se relajaba él porque ambos estábamos nerviosos.
—Habla conmigo mientras entra gente —me dijo Tyler mientras se encendía un cigarrillo y lo fulminaba porque él sabía que odiaba que fumara dentro del departamento, pero supuse que por esa noche podíamos dejarlo pasar—. ¿Cuál fue tu mejor experiencia sexual?
Humedecí mis labios y le di un sorbo a la cerveza para dejarla nuevamente en su lugar. Pensé en lo que estaba por decir porque podía mentir y exagerar, pero no se me apetecía.
—Tenía un novio cantante de una bandita y lo hicimos debajo del escenario antes de que empezara. Me parecía muy sexy las vibraciones del lugar y la gente cantando de fondo. Luego fue a cantar y se le notaba en la cara la diferencia de otras actuaciones.
—Eres una caja de sorpresas, princesa.
Me reí y asentí, porque no era la primera vez que me decían eso. Había una realidad: nunca me había intimidado el sexo. Me habían enseñado que debía ser una muñeca perfecta para los hombres y decidí hacer lo que yo deseara, lo que más placer me diera. Me volví muy segura con el tiempo, sintiendo de a poco que podía tener el poder sobre los hombres por mi aspecto y supe usarlo. Me gustaba tener ese poder en mis manos, saber como conquistar y como seducir, aunque con el tiempo simplemente dejé que la gente hiciera eso y yo juzgarlos.
—¿La tuya?
—Con mi jefa —recordó y me reí alzando las cejas queriendo escuchar más—. Recién salido de la escuela conseguí un trabajo de esos tontos. Limpiar la piscina de la mujer rica que extraña a su marido. Me volví el típico empleado que cae con la jefa.
Me empecé a reír porque me causaba gracia que Tyler cayera en esas cosas y en esos juegos casi básicos. En el mundo rico de Barcelona, de donde yo venía, había mil historias así de empleados que ayudaban a las jefas en algunas tareas que no estaban dichas en el contrato. No iba a negar que me puso un poco imaginarme a Tyler con la manguera en mano, sin camiseta y sudando por el calor del verano. Me volví a reír mientras le daba un trato a mi cerveza, porque ese hombre hacía estragos en mi y ya era algo que ninguno quería negar. Por lo menos yo no lo deseaba.
—Dame un beso —me pidió y yo dejé la bebida en el suelo una vez más obedeciendo por completo ignorando que con la cámara apagada jamás le haría caso a sus ordenes. Sin embargo, ahí estaba aceptando todo sin chistar. Me tomó la barbilla de una forma posesiva que me hizo temblar levemente, pero acepté y su boca buscó la mía.
Tyler seguía besando como los dioses, de ese modo atrapante y sensual, recorriendome solo con besarme. Sus labios se movían demandantes sobre los míos, pidiendo más, buscando intensificar y profundizar aquello. Yo no solté una queja, me gustaba besarlo desde la primera vez que lo habíamos hecho y si bien ninguno buscaba nada, sabía que aquello era sexy. Hasta a mi me parecía y ni siquiera estaba mirando como si fuera un show.
Busqué su mano libre, la que no me tomaba el rostro con fuerza, y al encontrarla la llevé hacia mi pecho. La tela de mi pijama era lo único que separaba a su tacto de mi pecho, pero su caricia y su suave apretón lograron hacerme soltar un suspiro que murió en su boca. Se separó de mi al notar eso y pude notar en su mirada aquel fuego que podía quemar todo el edificio. Me quemaba y no me importaba, estaba dispuesta a quemarme con él.
Sus manos me soltaron, pero fueron hacia mi cadera y me levantó un poco para sentarme más cerca, con mis piernas sobre mi regazo y de lado, para una mejor vista del show. Yo me dejé mover, pero en vez de buscar su boca un ruido me distrajo. En la sala había varias personas y me detuve a leer sus comentarios mientras acariciaba la nuca de Tyler de manera distraída.
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La sala caliente +18 [Editorial Scott #1.2]
Genç Kız EdebiyatıLaura no está ganando tanto dinero como cree en la editorial y cuando le comenta a su compañero de departamento (a quien odia con toda su alma) juntos deciden entrar a una página de cámaras hot en donde los usuarios les proponen hacer todo tipo de c...