Ocho.

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Noté la sorpresa en su mirada, pero de todos modos nada me detuve a empujarlo suavemente contra el respaldar de la reposera. Escuché su voz llamándome por mi nombre, pero no quise escucharlo. En ese momento quería muchas cosas y lo quería a él. Estaba cegada, pensando en todo lo que había pasado y cuánto lo deseaba. No me importaban las cámaras, no las necesitaba para dar un buen show.

Me posicioné sobre él con movimientos casi parecidos a los de un gato, buscando su boca y encontrando mi destino sin obstáculos. Tyler me besó de esa manera que me dejaba como tonta, jadeando solo con un beso y tonta al mismo tiempo. Tenía algo, besaba de un modo sensual que me desnudaba sola. Me moví sobre su cuerpo, con un movimiento de cadera pegandonos en aquella reposera y en el balcón, frente a vecinos chusmas. Era de noche, casi de madrugada y estaba segura que nadie iba a estar mirando. Pero había diversión en mis movimientos, saber que podían estar viéndonos también me excitaba un poco.

—Laura... —me llamó otra vez, pero yo decidí que era una mejor idea ignorarlo y volví a buscar su boca—. Vamos, Laura, me acabo de dar una ducha después de dejarme empalmado en la sala.

Me reí porque sabía que había hecho eso, lo deduje cuando vi su cabello mojado y besé su piel con olor a jabón. Decidí que quería que volviera a sentirlo y me incorporé para quitarme el pijama superior, agradeciendo no llevar ropa interior. Tyler se quedó en silencio observandome a mi y a mi cuerpo, haciendo que los labios se me secaran y mi cuerpo tuvieran una sacudida solo con su mirada.

—Mierda, Laura...

Busqué una de sus manos, aquella que ya no tenía la botella, y la llevé a uno de mis pechos. Tyler suspiró lentamente y acarició mi piel con sus dedos ásperos, dándole una sensación de satisfacción que no había vivido antes. Se incorporó también y su boca se acercó a la zona que acariciaba.

—¡Consigan una habitación!

El grito nos distrajo por completo y nos detuvimos por completo, como si un balde de agua cayera sobre nosotros. Luego comenzamos a reírnos porque la situación era de lo más bizarra en ese momento. Me escondí en el cuello de Tyler mientras que él les mostraba el dedo corazón al lugar de donde provenía la voz. Sin embargo, decidimos volver a la sala casi por decisión mutua. Adentro el calor nos invadió y yo lo miré a Tyler, queriendo seguir en donde él quisiera. Sin embargo, él me alcanzó la parte que me faltaba de mi pijama, dejándome totalmente sorprendida por su acto.

—Creo que ya hemos tenido mucho por hoy... no confundamos las cosas —me dijo y me dejó totalmente sorprendida.

¿Él creía que yo estaba confundida? ¿Por quién me tomaba? Yo lo deseaba, no estaba confundida como si fuera una niña. No me desnudaba frente a los edificios si no estaba segura de lo que quería. Él notó mi enojo, seguramente porque estaba frunciendo el ceño y se notaba que no estaba contenta con sus palabras.

—Vamos, princesa, no te ofendas. Acabas de enterarte que seguramente está con otra, no me uses. Vamos a confundirnos además...

—¿Confundirnos? Tyler, me diste sexo oral frente a personas que no conocemos.

—No te escuché quejarte.

Lo miré sin poder creer lo que me estaba diciendo y un poco sonrojada, aunque culpaba al calor del momento anterior. Tyler era un maldito cuando quería y me recordaba que antes de eso nos llevábamos muy mal. Él levantó las manos en señal de rendición y yo me quedé en silencio esperando su excusa.

—Me costó mucho bajar la erección.

Me empecé a reír a carcajadas porque no podía creer que me estuviera diciendo eso. Sobre todo cuando había una solución y cuando di un paso hacia delante para demostrarlo, él dio dos hacia atrás para impedirme tocarlo. Levanté una ceja y di un paso más con la expresión divertida que nadie me iba a sacar del rostro. Había una realidad: saber que lo había excitado me daba valor para hacer esas cosas que no haría con una persona que no conocía del todo.

La sala caliente +18 [Editorial Scott #1.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora