Veintisiete.

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Tyler se mudó al día siguiente y sin más aviso del que me dio esa noche. Lo vi armarse un pequeño bolso y marcharse por la tarde cuando volví del trabajo. Mi corazón palpitó como un loco cuando vi cómo se subía a un auto y abandonaba el lugar dejándome sola. Sola con mi novio, pero de todos modos sola.

Esa noche casi ni comí e ignoré todo lo que Joel parecía querer contarme. Estaba de buen humor y hablaba sobre sus nuevos proyectos, sus ganas de encontrar un trabajo digno y nuestro futuro. Yo realmente no participé y le dije que me sentía mal para esconderme en mi cama. Me quedé dormida con bastante rapidez y no tuve que fingir nada, directamente estaba dormida cuando él se unió a mí.

Estuvimos en ese silencio por varios días y yo decidí no tener contacto con ninguno de los dos chicos. Le hablaba poco y nada a Joel y trataba de ignorar por completo a Tyler, aunque a veces miraba sus historias en las redes sociales. Mostraba que estaba de fiesta con amigos y divirtiendose, cuando yo estaba ahí como una idiota pensando en lo mucho que lo echaba de menos. Necesitaba que entrara con esa particular manera de caminar y me llamara por mi apodo tan ridículo que él había creado.

—¿Crees en el amor, India? —le pregunté a mi amiga una tarde en la terraza del departamento mientras tomábamos una cerveza mirando el cielo de colores. Ella levantó una de sus cejas cuando yo dije aquello y le dio un trago largo a su cerveza de lata.

—Nah, son mentiras comerciales que nos hacen creer...

Suspiré porque no entendía a qué se refería con mentiras comerciales, supuse que se debía a San Valentín y ese tipo de cosas. Pero yo creía que era un buen momento para hablar de algo que se me escapaba de la boca sin ni siquiera pensarlo.

—Creo que ya no siento nada por Joel —susurré y fue como quitarme un eso de encima, como si todo el dolor que sentía en el pecho se fuera. Y no estaba triste por la perdida de Tyler, estaba triste porque estaba viviendo con alguien que no quería. Estaba planeando un futuro con alguien que no amaba más y aceptar esos sentimientos finalmente me dejaron libre. Me reí sin poder evitarlo y fue como reírme por primera vez en mucho tiempo.

—¿Recién te das cuenta? Vaya, loca, hace meses que estás persiguiendo al drogadicto ese que te vuelve loquita —se burló y me reí junto a ella porque era verdad. Tyler se había metido en mi piel de un modo que ni siquiera yo podía comprender. Todos los días pensaba en él, todo el tiempo estaba en mi cabeza jodiendome y haciéndome suspirar. Desde que se había ido mis sueños eran más intensos y despertaba empapada observando a Joel, aunque incapaz de tocarle un pelo.

—Es que no sé... no sé como terminar con Joel. Me da pánico cómo podría reaccionar. Me ha dicho que podría matarse y sinceramente no le creo mucho a lo que sucedió la noche anterior. Nunca me dijo que pasó, nunca demostró que el problema existiera...

—¿Así de loco está? ¿Crees que sería capaz de esas cosas?

—No lo sé. Él volvió cuando Tyler me contó que estaban haciendo aquí... como si tuviera miedo de perderme.

Me quedé en silencio pensando en eso, tratando de analizar la vuelta de Joel porque nunca se lo había cuestionado. Había una realidad y era que desde su llegada yo no había consultado absolutamente nada. Simplemente había vuelto a ser la chica obediente y bonita a su lado.

—Me siento atrapada... —murmuré con dolor, pero nuevamente sacando esa pena que me estaba matando en el pecho—, siento que estoy encerrada en estas paredes y no puedo escapar. Con Joel me he sentido así toda mi vida... pero siempre creí que el amor era eso.

—¿Y con Tyler cómo es?

—No creo que mi relación con Tyler sea de amor... pero creo que puedo ser quien soy. Puedo ser atrevida, divertida, sexy y capaz de todo. No me siento un objeto a su lado, siento que somos personas diferentes —le quise explicar pensando en la vez que salimos juntos a esa disco para poner celoso a su novia. Él no me mostraba como un trofeo, no me alardeaba frente a todos sus amigos, sino que estaba a mi lado con tranquilidad. No me celaba, no creía que estaba seduciendo a los demás.

La sala caliente +18 [Editorial Scott #1.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora