Capítulo XI

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Advertencias: segunda parte de Kilig, por lo tanto, para entenderla, debes haber leído previamente esa historia. BinWoo.

Smut

Dongmin se encogió cuando calor y dolor recorrió su cuerpo, con su omega enloquecido al escuchar la voz grave de Moonbin dirigiéndose a él

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Dongmin se encogió cuando calor y dolor recorrió su cuerpo, con su omega enloquecido al escuchar la voz grave de Moonbin dirigiéndose a él. Pudo sentir, de forma inmediata, como el celo pareció apoderarse de su cuerpo con una enorme intensidad que no tuvo en los últimos catorce años.

Moonbin gruñó en el instante en que el olor dulce, envolvente y seductor de Dongmin llegó a sus fosas nasales, viendo el rostro colorado del omega. Sus pupilas se dilataron en anticipación, su alfa volviéndose loco para poder tener a Dongmin entre sus brazos y nunca alejarlo.

Dongmin gimió, confundido y necesitado. Taeyong se alejó con una expresión de sorpresa, en tanto Youngho se ponía de pie, despertando a Doyoung.

—A-Alfa... —jadeó Dongmin.

Moonbin volvió a gruñir por el placer que la simple palabra provocó en su ser.

Dio un paso, pero antes de poder seguir avanzando, Taeyong se adelantó y lo empujó, haciéndolo retroceder.

—No —advirtió Taeyong —, ¡sal de aquí!

Dongmin sollozó, descontrolado, su omega gimiendo para poder tener contacto, y Moonbin miró al menor en señal de advertencia, de que se alejara o no se haría responsable de sus acciones.

Pero Taeyong sólo arrugó el ceño.

—¿Qué está ocurrien-? ¡Oh, mierda!

Moonbin le gruñó al alfa que apareció detrás de él, comprendiendo la escena con rapidez, y dio un paso para acercarse a Dongmin. Sin embargo, no dio ni dos pasos cuando Moonbin tiró de él con un nuevo gruñido amenazador.

—No — espetó —, ¡fuera, todos!

Jun miró a Moonbin, parpadeando, y le observó unos segundos antes de dirigir su vista otra vez a Dongmin. Segundos después, sus ojos se desviaron a los tres chicos allí metidos, a Taeyong frente a su mamá.

Volvió a mirar a Moonbin, endureciendo su expresión.

Dongmin gimoteó una vez más, inducido en un profundo celo doloroso que lo estaba enloqueciendo de a poco.

Moonbin dio otro paso, pero Taeyong lo empujó.

—¡Dije que no! — le gritó, enojado.— ¡No lo harás, no así!

—¡Me necesita! — gruñó Moonbin con tono desesperado. — Lo necesito.

Jun lo agarró del hombro, tirando de él hacia atrás.

—No, no lo necesitas, y él tampoco lo hace — dijo con tono serio.— Fuera. Me haré cargo de Dongmin.

Moonbin miró al alfa con una expresión en blanco, sus ojos refulgiendo con ira.

YUANFEN » ᵇⁱⁿʷᵒᵒDonde viven las historias. Descúbrelo ahora